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El mar junto a mí (Albert Camus)

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Creciendo con el mar.Foto R.Puig

“Creciendo con el mar”.Foto R.Puig

“El mar me precede y me sigue” 

Este año se cumplirán cien del nacimiento de Albert Camus en la Argelia francesa. Hace poco releía yo algunos ensayos suyos de los años cincuenta que rezuman amor a su tierra de origen, escritos en una prosa al borde de la poesía, en los que nos transmite sus vivencias del paisaje mediterráneo y de sus mitos. Entre ellos está el famoso Retour à Tipasa y el emocionante La mer au plus près. Journal de bord.

Del breve exordio de este último están sacados los fragmentos que aquí traduzco.

El mar de Tipasa evocado por Albert Camus.Fuente. httptipaza.typepad

El mar de Tipasa evocado por Albert Camus. Fuente. httptipaza.typepad

Creciendo con el mar mi pobreza ha sido fastuosa, luego he perdido el mar y todos los lujos me han parecido grises, la miseria intolerable. Desde entonces, espero. Aguardo que vuelvan las naves, la casa de aguas, el día límpido. Me lo tomo con calma, pongo mi mayor empeño en ser educado. Se me ve pasar por las hermosas calles de los sabios, admiro los paisajes, aplaudo como hacen todos, doy la mano, no soy yo el que habla. Se me alaba, sueño un poco. Se me ofende, apenas me sorprendo, después olvido y sonrío a quien me ultraja; o saludo con exceso de cortesía a quien me gusta. ¿Qué voy a hacer si tan sólo tengo memoria para una imagen? Finalmente me conminan a que diga quién soy. “Todavía nada, todavía nada…”

Es en los entierros donde me supero. Soy en verdad excelente. Marcho a paso lento por suburbios ornados de chatarra, me adentro por amplias alamedas, plantadas de árboles de cemento que terminan en agujeros de tierra fría. Allí, bajo la venda apenas enrojecida del cielo, observo como unos gallardos camaradas inhuman a mis amigos a tres metros de profundidad. La flor que una mano arcillosa me tiende en ese momento, si la lanzo, no falla jamás la fosa. Mi piedad es la precisa, la emoción exacta, inclinando la nuca como es debido. Admiran el acierto de mis palabras. Pero no tengo mérito: yo espero.

La respiracion de las aguas.Foto R.Puig

“La respiracion de las aguas”.Foto R.Puig

Espero largo tiempo. A veces, tropiezo, pierdo apoyo, el éxito me escapa. Qué importa, entonces estoy solo. Así que me despierto de noche, y, medio dormido, me parece escuchar un ruido de olas, la respiración de las aguas. Desvelado del todo, reconozco el viento en los ramajes y el rumor desgraciado de la ciudad desierta. Después, debo poner todo mi esfuerzo en esconder mi desamparo o disfrazarlo a la moda.

Pozos de piedra y cemento.Foto R.Puig

“Pozos de piedra y cemento”.Foto R.Puig

Otras veces, al contrario, algo me ayuda. En Nueva York, hubo días en que, perdido, al fondo de esos pozos de piedra y acero por los que erran millones de hombres, yo corría de uno a otro, sin ver el fin, agotado, hasta que ya sólo me sostenía la masa humana que buscaba su salida. Entonces me ahogaba, mi pánico estaba por volverse grito. Pero, cada vez me llegaba la llamada lejana de un remolcador, para recordarme que esta ciudad, cisterna seca, era una isla, y que en la punta de la Battery el agua de mi bautismo me esperaba, negra y podrida, cubierta de corchos huecos.

El agua de mi bautismo me esperaba. Foto R.Puig.

“El agua de mi bautismo me esperaba”. Foto R.Puig.

De este modo, yo, que nada poseo, que he dado mi fortuna, que acampo al margen de todas mis casas, sin embargo estoy satisfecho cuando lo quiero, aparejo a cualquier hora, el desaliento me ignora. No hay patria para el desesperado y , en cuanto a mí, yo sé que el mar me precede y me sigue, tengo una locura siempre pronta. Quienes se aman y están separados pueden vivir en el dolor, pero no es el desánimo: saben que el amor existe. Por eso sufro el exilio con los ojos secos. Todavía espero. Un día viene, al fin…

La impresion de vivir en alta mar. Foto R.Puig

“Esta ciudad, cisterna seca, era una isla”. Foto R.Puig

Siempre he tenido la impresión de vivir en alta mar, amenazado, en el corazón de una felicidad real.

Albert Camus. “L’Été”, Paris, Gallimard, Les Essaiss LXVIII, 1954.  (traducción propia)

Estela de Camus en Tipasa. Blog Tipaza.typepad.fr

Estela de Camus en Tipasa. Blog Tipaza.typepad.fr

Fotos de Tipasa:

http://tipaza.typepad.fr/mon_weblog/

http://tipaza.typepad.fr/



El duo de los cisnes

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Duo de cisnes.Foto R.Puig

Duo de cisnes.Foto R.Puig

mi homenaje a los cisnes de Klippan en Gotemburgo

Para engañar al frío

el cisne se hace nieve.

Duo de cisnes.Foto R.Puig

Duo de cisnes.Foto R.Puig

Para engañar al agua

se hace pasar por nube,

Duo de cisnes.Foto R.Puig

Duo de cisnes.Foto R.Puig

y el aire se extravía

al sentirlo tan leve.

Duo de cisnes.Foto R.Puig

Duo de cisnes.Foto R.Puig

El cisne engaña al tiempo

pues ni se va ni vuelve,

Duo de cisnes.Foto R.Puig

Duo de cisnes.Foto R.Puig

y el cisne nos confunde

afectando que es cisne.

Ramón Puig   de la Bellacasa

sábado  9 de marzo del 2013


Breverías erasmianas (VI). “A mortuo tributum exigere” (Exigirle el tributo a un muerto)

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Constantin Meunier. Le grisou.1888-1890. Beaux Arts.Bruxelles. Foto R.Puig.

Constantin Meunier. Le grisou.1888-1890. Beaux Arts.Bruxelles. Foto R.Puig.

Corren tiempos en que se exprime directa e indirectamente a los que no tienen escapatoria, empezando por los que menos tienen y por los que han obrado honradamente. La verdad es que eso que llamamos la humanidad lleva siglos sin lograr que tal estado de cosas desaparezca. Ya a comienzos del siglo XVI se estrujaba a los indefensos, se mantenían las tradiciones me­dievales de los diezmos y primicias a favor de los eclesiásti­cos y estaba en auge la práctica de la simonía y de la venta de indulgencias, alimentando así el malestar que condujo a la reforma protestante. Los príncipes y los papas expoliaban a sus súbditos para equipar ejércitos, contratar bandas de mercenarios e invadir territorios ajenos.

El pequeño en­sayo, que Erasmo de Rotterdam publicó en la edición de sus Adagios de 1515 y donde comenta el adagio “Exigirle el tributo a un muerto”, aparecía ya en la edición de 1508 con menor extensión. El texto resume sus ideas sobre la ética de los nego­cios y sobre los impuestos. Es una crítica de las exacciones, tributos, diezmos, gabelas, dacios y arbitrios seculares y eclesiásticos que eran bien conocidos para los lectores de su tiempo (algunos de los impuestos canónicos siguieron vigen­tes hasta hace poco). Las revueltas de los campesinos de la primera mitad del XVI estallaron para liberarse, entre otras cosas, de la multitud agobiante de tales contribuciones.

Erasmo critica las tasas impuestas al pueblo menesteroso y ataca la venta de cargos públicos y de beneficios eclesiásticos, así como lo que entre nosotros se ha llamado ‘cultura del pe­lotazo’, practicada por «esa clase de sórdidos especuladores» que andan «comprando aquí para vender allí por más del doble o explotando mediante monopolios a la pobre gente». En cuanto a la usura, a pesar de desmarcarse de la tradición que la condena, se escandaliza de que se considere a los usu­reros –es decir los banqueros– como «pilares de la Iglesia».

El pez grande se come al chico.Brueghel

El pez grande se come al chico.Brueghel

En La educación del príncipe cristiano Erasmo insisti­rá en que el Estado debe intervenir en la economía para impedir la concentración excesiva de las riquezas en manos de unos pocos y para proteger al pueblo llano de la miseria. En los Coloquios también se ocupa de la moral de los ne­gocios: en el Banquete religioso reconoce la legitimidad del capital que se produce como resultado del propio trabajo, pero en la Ictiofagia (así como en carta a Damião de Góis el 25 de Julio de 1533) fustiga la explotación y el pillaje que bajo capa de cristianización acompañan a la em­presa colonizadora.

La especulación y el monopolio son prácticas a las que aludió con ejemplos concretos en muchas de sus obras y mencionó con frecuencia en sus cartas. Propugna la intervención de las autoridades para controlar pesos y medidas, vigilar las alzas abusivas de precios y supervisar la calidad de los alimentos.

Gerard Mas. ARCO 2010. Foto R.Puig

Obra de Gerard Mas. ARCO 2010. Foto R.Puig

Lo que sigue es una selección de párrafos del comentario de Erasmo que, pese a que ha pasado tanto tiempo, siguen sonando familiares.

Apo necrou forologein significa «exigirle el tributo a un muerto», y se decía de quien, lícita e ilícitamente, amontona riquezas de cualquier procedencia. Aristóteles en el libro segundo de la Retórica lo cita así: «hasta de un difunto saca provecho», reflejando lo que se solía decir de aquellos que con manejos deshonestos iban en pos de una ganancia, viniera de donde viniera, obtenida incluso de negocios mezquinos y sórdidos, como Vespasiano de los urinarios, o a partir de actividades vergonzosas, como el proxenetismo o la prostitución; o como quienes estru­jan a los amigos, a los menesterosos, a los mendigos o, por último, hasta a los muertos. Los nobles romanos que excavaron los monumentos de Corinto y expoliaron los bronces corintios fueron reprobados y se acuñó un tér­mino que expresaba la mezquindad de lo que hicieron. Por esta razón las cosas que se roban de aquella manera se denominan necrocorintos.

Riñones. A partir de Andrea Vesalius. Tabulae Anatomicae. Culture et civilisation. Bruxelles 1965

Riñones. A partir de Andrea Vesalius. Tabulae Anatomicae. Culture et civilisation. Bruxelles 1965

En concreto, si te atienes a las prácticas actuales, yo acep­taría mucho antes al usurero que a esa clase de sórdidos especuladores que con trucos, falsedades, imposturas, falacias, andan a la caza de beneficios de cualquier pro­cedencia, comprando aquí para vender allí por más del doble, o explotando mediante monopolios a la pobre gente; y sin embargo, estos agentes, que no tienen otra ocupación en la vida, son casi los únicos que considera­mos honrados.

…….

La rapacidad de éstos so­brepasa toda elocuencia. No existe ocasión de la que no extraigan algo de ganancia. No hay límite ni fin; a diario inventan nuevas formas de presión, y lo que fue un atra­co aislado en determinadas circunstancias se convierte en mordisco permanente. Estas prácticas, ya de por sí bastante odiosas, al ser ejercidas de forma aún más odio­sa por funcionarios arrogantes, generan un considerable grado de hostilidad hacia los príncipes, quienes sin em­bargo nada estiman indigno de sí con tal de sacarle una ganancia, es decir, con tal de que a causa de ello el ham­bre de los humildes crezca y se acreciente el lujo de los nobles, o más bien de los piratas. Y no faltan quienes, manejando las leyes como redes, obtienen ganancias nada despreciables de los crímenes de los delincuentes. ¿Hay acaso un cargo público, un puesto, una prefectura que no esté en casi todas partes a la venta? Finalmente, como estas prácticas, aun siendo muchas, no pueden colmar ese tonel verdaderamente agujereado que es el fisco de los príncipes se pretexta una guerra, los genera­les se ponen de acuerdo, y al pueblo infeliz se le sorbe has­ta la médula, como si un principado no fuese apenas otra cosa que un ingente negocio.

Adagio 812 (I ix 12).

Traducción del autor de este blog en su edición de Adagios del poder y de la guerra y Teoría del Adagio. Madrid, Alianza Editorial, Bolsillo Filosofía, 2008

Vesalius en Tabulae Anatomicae.Culture et civilisation. Bruxelles 1965

A partir de Andrea Vesalius. Tabulae Anatomicae. Culture et civilisation. Bruxelles 1965


De los estragos del alcohol y de los celos. Un duelo a muerte frente al Gran Teatro de Gotemburgo

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Bältespännarna. Escultura de J.P.Molin.Foto R.Puig

Bältespännarna. Escultura de J.P.Molin.Foto R.Puig

Cuando el escultor Johan Peter Molin (1814-1873) expuso en París, en 1859, su obra Bältespännarna (literalmente “atados por la cintura”) estaba en su apogeo el movimiento contra el alcoholismo en Suecia. A principios del siglo XIX se estima que había en Suecia 175.000 destilerías (la mayoría caseras). En 1850 se empezó a regular la venta de alcohol.

Algunas de las bases de lo que será más tarde el Sistembolaget actual (monopolio estatal de la venta de bebidas de más de 3,5 volúmenes) ya estaban en embrión en el primer bar estatal, abierto en 1860 en Gotemburgo, donde no se vendía a menores de 18 años y tampoco a alcohólicos, borrachos y antisociales. Lo que se compraba debía consumirse dentro del recinto. Otras ciudades copiaron el sistema y en 1870 el gobierno decretó el monopolio de los beneficios de la venta de bebidas alcohólicas.

Será o no coincidencia, pero cuando se abrió aquel primer establecimiento, la escultura de Molin ya estaba en la calle en Gotemburgo.

El duelo a muerte de dos hombres atados por un mismo cinturón es bien visible para el turista, pero los bajorrelieves en los cuatro lados del pedestal requieren más atención. Son como las viñetas de una historieta que explica las causas y las consecuencias de la tragedia de esa lucha a muerte fundida en bronce que truena en lo alto.

El cuento y su moral

Dejadme que os resuma  a mi modo este tebeo en bajorrelieve. Lástima que no haya encontrado quien me traduzca los caracteres rúnicos que aparecen sobre el cuerpo del malévolo ofidio que envuelve las escenas.

Dos colegas beben juntos.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Dos colegas beben juntos.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Dos colegas, guerreros de la misma milicia, sentados a la mesa de una taberna, liban abundantemente de la bebida espirituosa que les sirve la que parece ser la novia del de la derecha.

La serpiente acecha sobre la escena, evocación de un paraíso dónde la manzana tentadora la ofrecía la mujer. Aquí Eva sirve vino en lugar de una manzana, pero la tentación bíblica está ahí, aunque en esta historia el escultor haya fusionado el mito del pecado original con el de Caín y Abel.

Este ha trincado demasiado.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Este ha trincado demasiado.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Fatalmente, la borrachera hace su efecto en el de la izquierda.

El borracho se propasa.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

El borracho se propasa.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Ofuscado por los efectos perniciosos del aguardiente, incapaz de contener sus instintos libidinosos, el borracho ase a la muchacha e intenta atraerla hacia sí.

La joven pide paz.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

La joven pide paz.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

A la ebriedad se añaden los violentos celos del otro macho que esgrime el cuchillo contra el insensato compañero. La joven se postra de rodillas ante el novio y le implora contención, mientras el contrincante prueba ya el filo de su arma. Pero Caín y Abel ya están decididos a luchar a muerte, pues en este caso Abel no morirá sin combatir.

Bältespännarna. Escultura de J.P.Molin.Detalle. Foto R.Puig

Bältespännarna. Escultura de J.P.Molin.Detalle. Foto R.Puig

El drama se produce, el duelo se celebra sangriento según las viejas tradiciones, que exigen que los dos combatientes luchen a muerte amarrados el uno al otro por un mismo cinturón.

Llorando a los muertos.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Llorando a los muertos.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Las consecuencias: dos muertos y una joven que llora esa pérdida absurda frente a la tumba de los dos camaradas.¡Dos jóvenes vidas destruidas por los excesos de la bebida! Caín y Abel han sucumbido juntos. La serpiente ha triunfado y la mujer se siente culpable, fue ella la que sirvió el alcohol.

Via crucis

No se acaban los duelos en el bronce. Será o no coincidencia, pero, hace dos días era Viernes Santo y este artículo estaba ya redactado, cuando un grupo de unas cincuenta personas se detuvo junto al monumento de J.P.Molin llevando en procesión una gran cruz de madera desnuda.

Guiados por una presbítera efectuaban una parada, una estación de su via crucis camino de la catedral, justo al pie de la trágica escultura.

Viernes Santo. Estacion de Via Crucis.Gotemburgo. Foto R.Puig

Viernes Santo. Estacion de Via Crucis.Gotemburgo. Foto R.Puig

El altavoz colocado sobre el pedestal reproducía sus cantos litúrgicos y uno de los fieles sostenía la cruz ante la mortal escena, bajo la cual una muchacha, como un símbolo de la sempiterna mulier dolorosa,  llora a los dos rivales muertos por causa de la tentación de la serpiente.

Es creencia cristiana que los males de la humanidad comenzar0n por la serpiente con la cooperación de una mujer al pie de la madera de un árbol  y que de aquel mortal pecado nos redimiría la muerte de un dios hombre sobre una cruz de madera.

Un mito alcanza al otro y en Gotemburgo una sacerdotisa guía el duelo por el legendario dios sacrificado. La procesión se detiene frente a la escena de otra leyenda. El nexo de unión entre ambas es una larga serpiente cuyos caracteres rúnicos puede que nos digan lo mismo que los cantos de este día, entonados por un grupo de fiels en la sobria y severa Semana Santa nórdica.

Será o no coincidencia, pero era la hora nona y el sol trataba de abrirse paso entre las tinieblas de un día nublado y frío.

Cielo de Viernes Santo en Gotemburgo.Foto R.Puig

Cielo de Viernes Santo en Gotemburgo.Foto R.Puig

Final festivo

No obstante, como hoy es Domingo de Resurrección no quiero terminar con una sensación de viernes de dolores. Así que para equilibrar el dramatismo de las escenas que hemos comentado, vamos a desplazarnos no muy lejos, al Museo de Bellas Artes de Gotemburgo, cuya fachada se atisba desde el lugar donde están emplazados los dos luchadores malhadados.

En el último piso, en las salas de la pintura moderna de artistas suecos hay una versión diferente de los efectos del alcohol.

Antes de que, en 1913, el grupo escultórico que hemos comentado se instalase con su mensaje antialcohólico en su emplazamiento definitivo, Ivar Arosenius (1878 – 1909), daba otra versión, mucho más festiva, de los estragos de la bebida, en su cuadro de 1906 titulado “Borrachera” o “Cogorza”, en sueco Rus, palabra que no tiene nada que ver con los rusos y que tambien puede significar “arrebato” (de felicidad, de amor, etc.)

Ivar Arosenius. "Borrachera".1906.Detalle. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo. Foto R.Puig

Ivar Arosenius. “Borrachera” (Rus) 1906.Detalle. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo. Foto R.Puig

La pintura es elocuente y no muy edificante en un país que luchaba entonces denodadamente contra el flagelo del alcoholismo.

Ivar Arosenius falleció joven, pero no fue víctima del alcohol sino de su hemofilia y está enterrado en Gotemburgo.  Fue un pintor con grandes dotes para el dibujo que, no obstante una dolencia que por entonces acarreaba muchos riesgos, produjo abundantes cuadros e ilustraciones dotados de ternura y humor.

Llevó su imagen de los “arrebatos” a niveles más osados, en una acuarela titulada la “Fiesta de Baco”, que data de 1900. En ella, a los efectos degradantes y fétidos de la ebriedad se agrega el zumbido de las moscas.

Arosenius. Fiesta báquica (Backusfest) Acuarela. Colección privada. Fuente Bukowskis auction

Arosenius. Fiesta báquica (Backusfest) Acuarela. Colección privada. Fuente Bukowskis auction

La verdad es que, a pesar de estas lecciones tan plásticas y de lo caro que resulta comprar bebidas alcohólicas en Suecia, son cientos los que se tambalean por las calles de la ciudad durante los fines de semana sin que parezca que la moraleja del grupo escultórico que hemos comentado hoy les impresione mucho. Tampoco creo que sepan mucho de Arosenius ni vayan al museo, pero el arrebato alcohólico sigue produciendo sus estragos.

Una ventaja del Sistembolaget es que, aunque gravoso para el bolsillo, la calidad de lo que se expende es notable. Sus expertos negocian por todo el mundo y entienden de vinos, licores y cervezas. El cliente que no sepa mucho de la materia (como suele frecuente por estas tierras) puede confiar en que casi siempre la calidad será buena, incluso para los precios inferiores. Pero…

¡aprended de lo que el arte ilustra y moderad el consumo!


El color en la pintura sueca de la primera mitad del siglo XX (I): Los coloristas de Gotemburgo

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Ivan Ivarson.Paisaje fluvial.Museo BBAA.Gotemburgo. Foto R.Puig

Ivan Ivarson.Paisaje fluvial.Museo de Bellas Artes.Göteborg. Foto R.Puig

Puede que se piense que los pintores suecos, a causa del clima, tendrían que ser sombríos y de oscura paleta.  Pero el color en la pintura nórdica no se apaga al salir del norte de Jutlandia donde la luz (y el color) de los pintores de Skagen creó una legendaria escuela a finales del siglo XIX, por la misma época en que Joaquín Sorolla deslumbraba en España y su amigo Anders Zorn hacia lo propio en Suecia. Pero de todo esto hay mejor y abundante información en la Wikipedia.

Menos conocido fuera de su país es Carl Wilhelmson (1866 -1928) pintor de la región de Bohusland y de Gotemburgo que pasó una buena temporada en Andalucía, en su viaje de estudios entre Leipzig, París y España.

Carl Wilhemson.Tres mozas de Granada Galeria Falhaes.

Carl Wilhemson.Tres mozas de Granada. Detalle. Galeria Fahlnaes. Göteborg. Foto R.Puig.

Los coloristas de Gotemburgo

Pero es más tarde cuando la explosión libre del color en la pintura sueca adquiere las características de las vanguardias parisinas.

Ya hace años, en mis primeras visitas al Museo de Bellas Artes de Gotemburgo me llamó la atención el audaz colorismo de una serie de pintores suecos de la primera mitad del siglo XX. Y, hace apenas tres años, tuve oportunidad de conocer la magnífica colección de pintura y escultura del modernismo sueco de la Galería Fahlnaes. Esta galería acumula los conocimientos y la experiencia de tres generaciones de prestigiosos coleccionistas de pintura y escultura suecas, desde finales del siglo XIX hasta la segunda mitad del siglo XX.

Galeria Fahlnaes. Gotemburgo .Foto R.Puig

Galeria Fahlnaes. Göteborg. Foto R.Puig

Fue en mis visitas a esa galería donde empecé a sentir el atractivo de las obras de los coloristas de Gotemburgo (Göteborgskoloristerna), fuertemente informales, al borde a veces de la iconoclastia técnica, pero vigorosas y con gran impacto visual y poético, así como la obra de otros pintores suecos, no menos coloristas, que ya había frecuentado en el museo.

La influencia de los pintores de vanguardia activos en Francia por aquellos años del comienzo de siglo se fue dejando sentir, de forma más marcada en Gotemburgo, gracias a la difusión del fauvismo y el posimpresionismo a través de artistas suecos que habían trabajado en París.

Tor Bjuström. Barcas de vela. Galeria Fahlnaes.Foto R.Puig

Tor Bjurström. Barcas de vela. Galeria Fahlnaes. Göteborg. Foto R.Puig

El más rompedor, para aquella época, maestro del grupo de Gotemburgo, fue Tor Bjurström (1888 – 1966).

Tras haber pasado un tiempo como discípulo de Matisse, volvió a Gotemburgo para ejercer como profesor de pintura en los años veinte en la Valands Konstskola, que sigue siendo una innovadora Escuela de Bellas Artes en el centro de la ciudad.

En torno a su labor docente se formaron los coloristas de Gotemburgo, inspirados por las obras de pintores como su maestro Henri Matisse o Pierre Bonnard. El nombre del grupo lo consagró un libro, hoy agotado, que un crítico de arte les dedicó en 1948.

Ivan Ivarsson.Flores.Galeria Fahlnaes.Foto R.Puig

Ivan Ivarsson.Flores.Galeria Fahlnaes.Göteborg.Foto R.Puig

Ivan Ivarson (1900-1939) fue un o de ellos.

Formó parte también del grupo “Color y Forma” (Färg och Form) de Estocolmo, pero antes fue uno de los alumnos más destacados de Bjurström en Gotemburgo.

Ivan Ivarsson.Hagen.Galeria Falhnaes.Foto R.Puig

Ivan Ivarsson.Hagen.Galeria Falhnaes.Göteborg.Foto R.Puig

Hay cuadros suyos tanto en el Museo de Gotemburgo como en la galería Fahlnaes. Murio en París.

Ragnar Sandberg. Recogiendo ciruelas..Museo BBAA.Gotemburgo. Foto R.Puig

Ragnar Sandberg. Recogiendo ciruelas.Museo de Bellas Artes. Göteborg. Foto R.Puig

Otro miembro del grupo fue Ragnar Sandberg (1902-1972) en quien la influencia del maestro se deja sentir más por su acentuado informalismo, casi naïf , que en la osadía colorista. Su obra recogiendo ciruelas recuerda el el estilo de Bonnard.

Ragnar Sandberg.El autobús azul.Museo BBAA.Gotemburgo. Foto R.Puig.

Ragnar Sandberg. El autobús azul. Museo de Bellas Artes.Göteborg. Foto R.Puig.

Está ampliamente representado en el Museo de Gotemburgo.

Inge Schiöler. Invierno en Bohuslan.Museo BBAA.Gotemburgo. Foto R.Puig

Inge Schiöler. Invierno en Bohuslan. Museo de bellas Artes.Göteborg. Foto R.Puig

También está bien representada en el Museo de Bellas Artes la obra de Inge Schiöler (1908-1971) .

En las telas de este pintor de gesto expresionista explota el color y los paisajes del Bohuslan adoptan unos tonos que recuerdan en ocasiones a los paisajistas de Céret

Inge Schiöler.Kummel (Hito costero).Galeria Fahlnaes. Foto R.Puig

Inge Schiöler. Kummel (Hito costero).Galeria Fahlnaes. Göteborg. Foto R.Puig.

La actual colección Fahlnaes cuenta con varios cuadros suyos. 

Åke Göransson. Lirios.Museo de Bellas Artes.Gotemburgo. Foto R.Puig

Åke Göransson. Lirios.Museo de Bellas Artes.Göteborg. Foto R.Puig

No hay que olvidar a Åke Göransson (1902 -1942), pintor que, detrás de un aparente descuido, demuestra una habilidad especial para la composición de los colores.

Durante la última década de su vida la esquizofrenia le fue alienando de sí mismo.

Åke Göransson. Calle.Museo BBAA.Gotemburgo. Foto R.Puig

Åke Göransson. Calle. Museo de Bellas Artes.Göteborg. Foto R.Puig

Entre los coloristas se agrupa también a Nils Nilsson (1901-1949) que nació y murió en Gotemburgo.

Nils Nilsson.Autorretrato.www.jeffwerner.se

Nils Nilsson.Autorretrato.

Nilsson dedicó un cuadro a la Guerra Civil española (“Inbördeskriget”) que, por desgracia no he podido encontrar, y representó a Suecia en la Bienal de Venecia en 1942, en plena guerra mundial. Sólo he podido encontrar un autorretrato suyo en: www.jeffwerner.se

Continuará…


Breverías erasmianas (VII). “Nosce te ipsum” (Conócete a ti mismo)

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Carmen Laffon. Coleccion Fundacion March

Óleo de Carmen Laffon. Coleccion Fundacion March

Nosce te ipsum (Adagio I vi 95)

Erasmo se limitó a los aspectos filológicos y a las varias acepciones en su breve glosa de este famosísimo proverbio. Sucesivamente comenta los otros dos que estaban grabados junto a él  a la entrada del templo de Apolo en Delfos: Ne quid nimis (Nada en demasía) y Sponde, noxa praesto est (Dado el aval, cerca está el mal o, más libremente, Acepta ser avalista y tu ruina está lista), de los que no trataremos hoy.

Refiriéndose a los tres, dice que

habían sido grabados en las puertas del templo de Delfos como si pareciesen dignos del Dios. El primero, “Conócete a ti mismo”, nos aconseja la moderación y la mesura y nos invita a no apegarnos a cosas que nos queden demasiado grandes o de las que no somos dignos. Porque de esto nacen las desgracias de la vida, de que cada uno se siente orgulloso de sí y todo lo que injustamente arrebata a otros se lo atribuye por egoísmo a sí mismo, sin merecerlo.

De este modo continua con su esquema habitual, citando las acepciones que dan a este adagio los autores de la Antigüedad, y así nos cuenta que Cicerón explica en carta a su amigo Quinto que cuando se nos recomienda que nos conozcamos a nosotros mismos no sólo se dice para que no seamos pretenciosos sino “también para que conozcamos nuestro propio valor”. Lo cual constituye el lado estimulante del proverbio.

Erasmo sigue explicando que Juvenal piensa que este adagio descendió del cielo, que Ovidio lo atribuye a Pitágoras y que Platón dice que Sócrates lo atribuía a Apolo, tal como narraba la leyenda que lo sitúa inscrito en las puertas del templo del dios en Délfos, ya que, como narra Macrobio, uno que pedía del famoso oráculo la receta de la felicidad, escuchó una voz que le respondía que el camino a ella pasaba por el conocimiento de sí mismo (si te ipsum cognoveris).

Erasmo se refiere también a la famosa Apología de Sócrates:

El que Sócrates fuera el único sabio al que el oráculo de Delfos proclamó como tal, a pesar de que Grecia contaba con innumerables sabios, se explica por el hecho de que todos los demás pretendían saber lo que ignoraban y él los superó a todos porque sabía que no sabía nada y sólo eso proclamaba saber” (sciret se nihil scire et hoc unum se scire profitebatur)

Erasmo concluye su lista de autoridades con la opinión irónica del cómico Menandro:

Me parece que, por muchas razones, eso de ‘conócete a ti mismo’ está mal dicho, pues sería mucho más útil  decir ‘conoce a los otros’

Fuente: Les Adages d’Érasme (en latín), présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pp. 547-549 (traducción propia)

Guillermo Perez Villalta. Coleccion Fundacion March

Guillermo Perez Villalta. Coleccion Fundacion March

Si te ipsum cognoveris…

Cuatro siglos más tarde dudo que André Gide hubiese leído el comentario de Erasmo. El caso es que este autor, que fue a menudo ferozmente criticado como hedonista, comenta también este proverbio en una conocida obra de juventud.

Conócete a ti mismo. Máxima tan perniciosa como fea. Quien la observa detiene su desarrollo. La oruga que trate de ‘conocerse bien’ nunca se transformará en mariposa.

A través de mi diversidad siento bien que se mantiene una constante: lo que siento como diverso es siempre yo mismo. Pero, precisamente porque yo sé y siento que esta constancia existe ¿por qué hay que tratar de conseguirla? Durante toda mi vida he rehusado buscar el conocimiento de mí mismo, es decir: he rehusado buscarme. Me parecía que esta búsqueda, o más exactamente su resultado, acarreaba cierta limitación y empobrecimiento del ser o que sólo ciertas personalidades bastante pobres y limitadas conseguían encontrarse y comprenderse, o más bien: que este conocimiento que uno obtenía de sí limitaba el ser, su desarrollo, pues tal como uno se encontraba, así se instalaba acto seguido en el cuidado de parecerse a sí mismo, y que más valía proteger sin cesar la expectación de un perpetuo devenir huidizo. La inconsecuencia me disgusta menos que cierta consecuencia resuelta, que cierta voluntad de permanecer fiel a sí mismo y que el temor a dividirse. Creo por lo demás que esta inconsecuencia es sólo aparente y que responde a alguna continuidad menos patente. Creo que también en esto, como en todo, las frases nos engañan, porque el lenguaje nos impone más lógica de la que suele haber en la vida y que lo más valioso de nosotros mismos es lo que permanece sin formularse.

André Gide, Los nuevos alimentos, 1935 de “Les nourritures terrestres”, Paris, Gallimard, Le libre de poche, nº 1258, pp.230-231). Traducción propia.

 

Ni tanto ni tan calvo

Pues bien, creo que Gide tiene razón, pero que también la tienen el oráculo de Delfos y las interpretaciones de los filósofos y escritores de la Antigüedad que Erasmo nos trae a colación.  Al fin y al cabo, el adagio no afirma que tengamos que conocernos de una vez por todas.

Por otro lado, casi todos los pensadores que lo han comentado coinciden en decir que esta tarea es quizás la más difícil de las que se le plantean al intelecto humano. Yo diría que es un poco como esa labor a la que fue condenado Sísifo. Cuando crees que ya estás al cabo de la calle, que ya te sabes a ti mismo de memoria, ¡zas!, descubres en tu ser y en tus comportamientos una veta que para bien o para mal ignorabas. ¡Y eso que en aquellos tiempos -a pesar de que Edipo ya había matado a su padre y se había acostado con su madre- Freud no había inventado el psicoanálisis!

Philautia.Holbein.Dibujo a tinta. Facsimil Laus stultitiae. Basilea 1931

Philautia. Holbein. Dibujo a tinta. Facsimil Laus stultitiae ed.1515. Basilea 1931. Foto R.Puig

Perdonad estas consideraciones mías sobre un adagio tan ilustre. No osaría glosarlo si Erasmo lo hubiera comentado. Pero se limitó a la parte filológica y a su habitual y erudita citación de autoridades y no puso sobre el papel, como en muchos otros adagios, su impronta más personal. No sé a qué pudo deberse, pero lo sospecho. Dejemos el asunto para otro día, cuando puede que me anime a seguiros dando la lata.

Gide subraya la naturaleza dinámica y fugitiva de nuestro propio yo, pero exagera cuando atribuye al oráculo una idea estática del conocimiento de sí mismo, una especie de efecto de freno y de autocomplacencia, que a mi modo de ver el adagio no tiene. Sea como sea, lo que no destacan ni el oráculo de Delfos ni Gide es la variable colectiva del adagio. Aunque quizás Menandro, con la penetración del cómico, ya lo intuyera un poco cuando comentaba que más importante que conocerse a sí mismo es conocer a los demás.

En definitiva pienso que este consejo debe  dirigirse también a las colectividades. Por ejemplo a los partidos políticos, a las comunidades culturales, a las naciones, ya que si un solo individuo, pagado de sí mismo e ignorante de sus propias limitaciones y prejuicios, entraña, en mayor o menor grado, un riesgo para sí mismo y para los demás ¿qué decir –cómo la historia prueba- de los males que pueden sobrevenir cuando la inconsciencia afecta a grupos con poder y, sobre todo, narcotiza a las naciones?

Pablo  Damian y Onofre  Forment. Retablo eucaristico s.XV i. Museo de Bellas Artes de Valencia. Deralle. Foto R.Puig.

Pablo, Damian y Onofre Forment. Figura del retablo eucaristico del convento de la Puridad, s.XVI. Museo de Bellas Artes de Valencia. Detalle. Foto R.Puig.

Nosce te ipsam

En efecto, hay momentos en la historia, en los que una nación se ve abocada a mirarse al espejo sin maquillajes, lo que por desgracia suele ocurrir cuando ya sufre las consecuencias de sus errores gregarios y de la autocomplacencia colectiva. Y la tentación en estos casos es olvidar tanto el consejo del oráculo como el optimismo de Gide, para quedarse con el consejo del cómico Menandro. Porque es más fácil  volver la vista hacia otros a quienes consideramos extraños a nuestra nación o a nuestra cultura y, convencidos de que los conocemos, cargarles el muerto de nuestros errores.

Cuando esto acaece, creyendo tozudamente que nadie nos puede dar lecciones sobre nosotros mismos, corremos el riesgo de olvidar que podríamos rectificar el rumbo entre todos. Pero eso exige la lucidez y dinamismo de la nación entera, empezando por una profunda y ejemplar rectificación y renovación de su clase dirigente; pues, para cambiar entre todos y llevar a cabo las sustituciones que se imponen, hacen falta personas que se conozcan a sí mismas, con el sentido de sus límites pero con la conciencia de sus capacidades,  y que tengan el coraje de dar el paso al frente.

Esta claro que Erasmo hubiera expresado todo esto mucho mejor que yo, ya que colectividades y naciones que se empeñaron en desbarrancarse las hubo siempre. Así que disculpadme, porque aquí y ahora sólo tengo mi limitado caletre y mi modesta pluma, mejor dicho mi teclado. En cuanto deje la pantalla me iré a un rincón a conocerme, preferible si es en un banco soleado.

Pero sucede que hoy es 14 de abril.

Es una fecha que, más que para ondear unas banderas contra otras, lo que no sería muy erasmiano y generalmente las banderas dificultan, todas,  la libertad de espíritu,  me parece más bien que es una fecha que se prestaría a la reflexión sobre la res publica, es decir sobre la mejor forma de tener un país que sepa identificar y garantizar lo que es de todos.

Erasmo, siendo curiosamente miembro del Consejo de Carlos V (quien de todo hizo menos hacerle caso) tenía un corazón de republicano, de la forma en la que él decía lo habían sido los romanos anteriores al Imperio.

En fin, que, sin arrogarme el papel del oráculo y antes de callarme por hoy, me atreveré a expresar, más que un consejo (¿quién soy yo para ello?) un deseo: ¡España, conócete a ti misma!

Lo mejor de nosotros mismos siempre puede estar por aflorar…

Ya tenia concluido este artículo, cuando pasé, como hago a menudo, por el parque que hay junto a la iglesia de Haga, en Gotemburgo, donde está la estela-monumento dedicada a Raoul Wallenberg (Kappsta, Suecia 1912 – fecha desconocida en algún lugar de la Rusia estalinista).

Algún descerebrado la ha manchado, puede que borracho.

Estela de Raoul Wallenberg en Gotemburgo. Foto R.Puig

Estela de Raoul Wallenberg en Gotemburgo. Foto R.Puig

Pero, lo que quiero comentar aquí tiene que ver con el adagio de hoy.

Cuando Raoul Wallenberg acabó sus estudios de arquitectura a los veintitrés años no creo que sospechase ni de lejos que en Budapest entre 1944 y 1945, como simple secretario de la embajada sueca, tendría el coraje de enfrentarse al sistema nazi y a sus colaboradores húngaros, salvando del exterminio a varias decenas de miles de húngaros judíos, puede que hasta cien mil y, de jugarse y perder finalmente la vida al quedarse en la capital de Hungría hasta la entrada del ejército de la URSS, para asegurarse de que los guetos remanentes no eran pasados a sangre y fuego por las tropas alemanas en retirada. Por el motivo que fuese, Stalin no quiso testigos, no se sabe bien de qué, y nunca se supo ni cuándo ni cómo murió Raoul Wallenberg en las prisiones o en el gulag soviético.

Estela de Raoul Wallenberg en Gotemburgo.Detalle. Foto R.Puig

Estela de Raoul Wallenberg en Gotemburgo.Detalle. Foto R.Puig

Como decía Gide, todos llevamos dentro, como la mariposa en la oruga, el potencial escondido de nuestras metamorfosis. Y eso es verdad de las personas y, en definitiva, también de las sociedades y de las naciones.


Dibujos reunidos (I): el acabado en blanco en Leonardo da Vinci, Andrea Schiavone y Annibale Carracci

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Maso Finiguerra. s.XV."Uno buono disegnatore".Uffizi

Maso Finiguerra. ca.1450. “Uno buono disegnatore”. Uffizi

A guisa de introducción

La historia del dibujo está en la base de toda la historia del arte, de toda: pintura, escultura, arquitectura, imprenta, grabado, danza, fotografía, diseño, escenografía, teatro, cine, comic, videojuegos, etc.; todas las variedades de la creatividad plástica, ya sea física o mentalmente, se sustentan en el dibujo o, como se dice en italiano, en el disegno. Al fin y al cabo dibujo, diseño, drawing, dessin, quieren decir unas líneas y unas manchas con intención, con propósito, con designio.

De la mano del artista Maso Finiguerra (Tommaso D’Antonio Finiguerra, 1426-1464) o de uno de sus discípulos, al pie de su dibujo a tinta que representa a un dibujante, está escrito:

“Quiero ser un buen dibujante (uno buono disegnatore) para llegar a ser un buen arquitecto (uno buono archittetore)”.  

Por lo que se refiere al dibujo a mano eso valía para las épocas en que no existía el CAD (Computer Aided Design), contra lo cual no tengo nada que objetar, salvo un cierto instinto romántico. De hecho, ya me hubiera gustado ahorrarme los borrones, y la gillette para rasparlos, en aquellas sufridas clases de dibujo lineal de mis lejanos años de colegial.

¿Soportes del dibujo? Tantísimos, a comenzar por la pared de roca, la arcilla, el hueso, el papiro y… suma y sigue hasta llegar a la pantalla del ordenador. ¿Material y utensilios? Innumerables, desde los más groseros hasta los más recientes. En la época de los bits ya son cuasi inmateriales.

La serie que empiezo hoy sobre “dibujos reunidos” será, como el blog, diletante, aunque, a veces, ligeramente docta, más bien retro, como lo es mi biblioteca de historia del dibujo, hecha de libros de papel.

En todo caso, si el capricho se presenta y la ocasión se presta no descartaré alguna incursión vanguardista. En fin, ya veremos lo que da de sí todo esto. Hoy voy a divagar sobre el uso del albayalde, por otro lado muy tóxico y hoy en desuso (me pregunto si la muerte prematura de algunos antiguos artistas tuvo que ver con este y otros materiales con plomo).

Acabado a la biacca (albayalde o blanco de plomo o zinc) o al gessetto (pastel blanco) o a la tiza

El carboncillo, o la punta de plata, el carboncillo, el grafito, o los diversos tipos de tinta aplicada con pluma de oca o de metal, el conté o el humilde lápiz de nuestras clases de dibujo del colegio, trazan líneas negras, oscuras, ocres.  Pero cuando el trabajo está casi terminado, el ojo del dibujante, la mirada atenta, los párpados entrecerrados, delimita las luces esenciales de la figura que tiene delante. Si el dibujo no es del natural, cerrados los ojos,  la mirada interior extrae de la memoria los recuerdos del mundo y sus luces y sombras. Entonces, unos toques, unos matices, unos blancos completan el sueño y la poesía de la obra.

Hasta ya entrado el siglo XIX los artistas utilizaban con frecuencia el blanco de plomo o albayalde, en italiano la biacca.

 

Busto de mujer joven (Leonardo da Vinci, 1452-1519)

Leonardo Da Vinci. ca 1483. Busto de mujer. Biblioteca Real de Turin.

Leonardo da Vinci. ca 1483. Busto de mujer. Biblioteca Real de Turin.

¿Qué emoción puede sentir el artista cuando la modelo te mira así de soslayo? No sabemos de dónde llega ese mar de melancolía, esa evocación de amores imposibles, esa tristeza, esa cansada súplica, unidos a su inteligencia y su consapevolezza, pero este boceto de Leonardo condensa en sí todos los versos que la poesía del Renacimiento consagró a la mujer, incluídos los dedicados a su Beatrice por el Dante o a su Laura por Petrarca.

Un boceto de una simplicidad portentosa, un sfumato hecho de finas líneas entrecruzadas y del modelado al claroscuro. Una labor finísima a la punta de plata con algo de plumilla y tinta sobre papel preparado con un ligero fondo ocre; y un rostro de mujer, que algunos dicen es Cecilia Gallerani, la dama del armiño (Museo Czartoryski, Cracovia), la amante de Ludovico Sforza (acaso su melancolía proceda de su vida en jaula de oro), y ótros el boceto preparatorio del ángel de la Virgen de las rocas (Louvre). O, diría yo, ambos rostros a la vez.

Cuatro o cinco toques de biacca completan el relieve y la magia de este retrato que abre el camino hacia la Mona Lisa.

Adoración de los Magos (Andrea Schiavone, 1510-1563)

Andrea Schiavone. Adoracion de los Magos. ca 1560.Biblioteca Real de Turin.

Andrea Schiavone. Adoracion de los Magos. ca 1560.Biblioteca Real de Turin.

¿Qué vigor, qué madurez y qué seguridad del trazo se necesita para manejar así la plumilla y el pincel mojados en bistro, combinando el trazo y la aguada? Detrás de la maestría de este rápido boceto del manierista veneciano Andrea Schiavone (Andrija Medulić o Andrea Meldola) rastreamos la manera del Parmigianino, pues tanto el emiliano como el veneciano Tintoretto influyeron en Schiavone.

Con la intensidad de las manchas y la parquedad de las líneas, parece que estuviese ya trabajando sobre la tela en vez de hacerlo sobre un papel ligeramente teñido de azul.

Unos toques de blanco de biacca, sobriamente aplicados, destacan las figuras de la penumbra, acentuando sus volúmenes.

Estudio para Hércules sosteniendo el Globo (Annibale Carracci, 1560-1609)

Annibale Carracci. Boceto para Hercules sosteniendo el Globo.ca. 1595. Biblioteca Real de Turin

Annibale Carracci. Boceto para Hercules sosteniendo el Globo.ca. 1595. Biblioteca Real de Turin 

Los hermanos boloñeses Carracci, influidos también por los manierismos emiliano y veneciano, abrieron sin embargo una nueva vía al naturalismo clasicista con su Accademia degli Incamminati. Annibale Carracci acabaría sus días en Roma tras dejarnos su obra maestra en los techos de la familia Farnese.

Entre sus primeros trabajos en el Palazzo Farnese, en su camerino, destacan las figuras de Hércules, inspiradas por la famosa escultura del Hércules Farnese. El dibujo que traigo hoy aquí es uno de los bocetos preparatorios.

Unos toques de tiza o de gessetto o pastel blanco (material reciente por entonces) sobre un dibujo al carboncillo, realzan ligeramente las zonas más iluminadas del cuerpo del atleta que sirvió de esforzado modelo al meticuloso Annibale Carracci.

……………

Con estos tres ejemplos, hemos dado un salto desde finales del siglo XV al final del siglo XVI. De la escuela florentina hemos pasado por el arte manierista, ya a las puertas del Barroco de la Contrarreforma, a la recuperación del clasicismo  naturalista: Leonardo da Vinci, el genial naturalista de escuela florentina, Andrea Schiavone, manierista veneciano, y Annibale Carracci, renovador del naturalismo clasicista y admirador de Miguel Ángel.

Estos dibujos se inscriben en un período de más de cien años del arte italiano. Lo que les reúne aquí es por supuesto la sabiduría artística del saber mirar, la maestría en la síntesis de los volúmenes, de la luz y la penumbra. En definitiva, la capacidad de plasmar el claroscuro en un dibujo y, como culminación final, unos breves trazos de blanco.

Por cierto, en el dibujo de Maso Finiguerra no hay albayalde. A mi modo de ver y sin tener el original en mis manos (qué más quisiera yo),  lo que hace es dejar sin entintar el papel azul claro del fondo para resaltar la areas de mayor luminosidad. Aunque pudiera ser que trabajase ya con un gessetto de color. Pero este no es el tema de hoy…

Fuentes: 

Para los dibujos de Leonardo, Schiavone y Carracci The famous italian drawings of the Royal Library of Turin, Milano, Silvana Editoriale d’Arte, Riunione Adriatica de Sicurtá, 1978. Estudio y comentarios de Andreina Griseri.

Para el dibujo de Maso FiniguerraHugo Chapman and Marzia FaiettiFra Angelico to Leonardo: Italian Renaissance Drawings, London, British Museum Press, 2011. 


El color en la pintura sueca de la primera mitad del siglo XX (y II): Otras corrientes

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Anders Sandströim. Nuestro pan cotidiano.Galeria Fahlnaes.Gotemburgo.Foto R.Puig

Anders Sandström. Nuestro pan cotidiano.Galeria Fahlnaes.Gotemburgo.Foto R.Puig. En su lucha darwiniana por la perpetuación de la especie, un mirlo duda entre comerse las bayas del bosque o al gusano que se alimenta de ellas.

Para enlazar con la entrada del 7 de abril encabezo este artículo con una imagen de la galería en la que empecé a familiarizarme con el colorismo sueco. Sobre el fondo de los cuadros que comentaba aquel día se destaca un pequeño bronce titulado “el pan nuestro de cada día”, obra de un escultor contemporáneo, Anders Sandström, hoy ya jubilado, que compatibilizó muchos años de su carrera diplomática en Latinoamérica con la escultura de animales en bronce.

Unos artistas abiertos a las vanguardias de la pintura europea

Axel Nilsson.Mujer con amarylis. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo.

Axel Nilsson.Mujer con amarylis. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo.

Y sigo con la presentación de otros pintores suecos  que también mostraron gran osadía en el manejo de tonos fuertemente saturados o en los juegos de complementariedad colorista heredados del posimpresionismo.

Karl Isakson. Bodegon.Museo BBAA.Gotemburgo.Foto R.Puig.

Karl Isakson. Bodegón.Museo de Bellas Artes.Gotemburgo.Foto R.Puig.

Karl Isakson.Modelo reclinada.Museo BBAA.Gotemburgo.Foto R.Puig.

Karl Isakson.Modelo reclinada.Museo Bellas Artes.Gotemburgo.Foto R.Puig.

Karl Isakson (1878 – 1922). Completó sus estudios de arte en Italia y Alemania, pero fueron sus viajes a París en 1911 y 1914, con su descubrimiento de la pintura de Cezanne y de Picasso, los que cambiaron su estilo.

Acabó instalando su taller en Copenhague.

Johan Johansson.JDetalle autorretrato.Museo BBAA Gotemburgo.Foto R.Puig.PG

Johan Johansson.Detalle de su autorretrato.Museo Bellas Artes. Gotemburgo.Foto R.Puig.

Johan Johansson (1879 – 1951) también expuso en Venecia junto a Nils Nilsson, el pintor que cerraba el artículo del 7 de abril pasado. Aplica con seguridad amplias pinceladas de color o golpes de espátula.

Carl Kylberg. Homecoming.Museo BBAA.Gotemburgo.Foto R.Puig

Carl Kylberg. Volviendo a casa.Museo Bellas Artes.Gotemburgo.Foto R.Puig

Carl Kylberg (1878 – 1953) destaca también por una preferencia por los fuertes contrastes de color. Es uno de los principales exponentes del colorismo sueco en el Museo de Bellas Artes de Gotemburgo. Fue un pintor muy abierto al panorama artístico internacional. Expuso en Copenhage, Budapest, Londres, Paris y los EEUU.

Folke Andreasson. Bohuslan. Galeria Fahlnaes.Gotemburgo.Foto R.Puig

Folke Andreasson. Bohuslan. Galeria Fahlnaes.Gotemburgo.Foto R.Puig

Folke Andréasson (1902-1948) fue también alumno de Tor Bjurström (de quien traté en la entrada anterior) en Gotemburgo y pasó el curso 1937/38 en París, con evidentes efectos en su pintura.

Wilgot Olsson. Bodegón sobre mantel a rayas.Museo de Bellas Artes.Gotemburgo. Foto R.Puig.

Wilgot Olsson. Bodegón sobre mantel a rayas.Museo de Bellas Artes.Gotemburgo. Foto R.Puig.

Wilgot Alexander Olsson (1906-1990). Nació y murió en Gotemburgo. Su pintura es colorista pero estructurada y serena, sin estrépitos. En su esfuerzo por ordenar el paisaje y los bodegones con espíritu geométrico se nota le herencia de Cezanne y del cubismo.

El modernismo “naivista”

Vera Nilsson.Paisaje de Oland.Museo de Bellas Artes.Gotemburgo. Foto R.Puig.

Vera Nilsson.Paisaje de Öland.Museo de Bellas Artes.Gotemburgo. Foto R.Puig.

A fines de la segunda década del siglo XX surgen algunos artistas, entre los que destacan varias mujeres pintoras, que quieren mirar un mundo, que consideran demasiado dominado por la industria, con los ojos de la infancia. Trabajan también con una paleta acentuadamente colorista.

Erik Hallstrom. Solna. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo

Erik Hallstrom. Solna. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo

Erik Hallström (1893-1946). Miembro del grupo “Color y Forma” (Färg och Form) de Estocolmo fue uno de los iniciadores de “naivismo” sueco.

Vera Nilsson.Primeros pasos.1923.Collecion Prinse Eugen. Castillo de Waldemarsudde.Fuente Dagens Nyheter 2008

Vera Nilsson.Primeros pasos.1923.Colección Prinse Eugen. Castillo de Waldemarsudde.Fuente: Dagens Nyheter 2008

Vera Nilsson (1888 – 1979). Estudió en Francia en los años de inicio del cubismo y esa influencia se nota en sus cuadros de entonces. Muy conocida en Suecia, en particular por sus frescos en lugares públicos, como la estación y el metro de Estocolmo, o por sus paisajes de Öland y sus retratos de niños. Algunos de sus cuadros me recuerdan a María Blanchard.

Siri Derkert. Flicka. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo

Siri Derkert. Niña. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo

Siri Derkert (1888-1973). Esta pintora estudió en París en los años del cubismo, del fauvismo y del futurismo. A medio camino entre el colorismo y el expresionismo se centró en motivos personales, en particular niños.

Axel Nilsson.Kungsholmsstrand. ca.1934.Fuente Stockholms Auctionsverket

Axel Nilsson.Kungsholmsstrand. ca.1934.Fuente : Stockholms Auctionsverket

Axel Nilsson (1889-1980). Sus vivos colores denotan la influencia de su estancia en París en los años veinte, con preferencia por escenas de calle o del hogar.

Sven Erixon.Badplats.Moderna Museet.Estovcolmo

Sven Erixon.Badplats (lugar para el baño).Moderna Museet.Estocolmo

Sven Erixson (1899-1970) fue probablemente el más viajero de esta corriente. En la década de los años veinte pintó en Italia, Alemania, Francia y España. Fue un gran admirador de El Greco, de Goya y… de la huerta valenciana,  donde pasó un mes entero pintando gracias al director de una empresa sueca (Svenska Banan Kompaniet) que exportaba naranjas españolas a Suecia.

Olle Olsson Hagalund. El estudio de Dauber.Museo de Bellas Artes.Gotemburgo. Foto R.Puig.JPG

Olle Olsson Hagalund. El estudio de Dauber.Museo de Bellas Artes.Gotemburgo. Foto R.Puig.JPG

Olle Olsson Hagalund (1904 – 1972). Más conocido como Hagalund, su casa de madera en Solna (comuna de Estocolmo)  es hoy un museo y un centro cultural. Comenzó como miembro del grupo “Color y Forma” y se centró particularmente en escenas de calle y retratos femeninos.

………….

Creo que por hoy es suficiente. Ahora me toca salir a buscar el color para mis propios cuadros…



Breverías erasmianas (VIII). “Sustine et abstine” (Resiste y abstente)

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Holbein. Dibujo a tinta. Facsimil Laus stultitiae ed.1515. Basilea 1931

Atlas. Grabado del siglo XVII que reproduce el dibujo a tinta de Hans Holbein en una edición del Elogio de la locura en 1515.

Aguanta y prívate

No sé si será o no coincidencia o efecto de los tiempos que vivimos, pero cuando hojeo las páginas de los Adagios de Erasmo parece que mi dedo índice acaba siempre por posarse en algún proverbio estoico.El caso es que traemos hoy otro adagio procedente de la filosofía de la Stoa y de su principal exponente, Epicteto.Este adagio que se le atribuye en su original griego de Άνέχου καί άπέχου, en latín sustine et abstine, puede traducirse con un grado variado de severidad.

Sustine puede traducirse como resiste, convertirse en aguanta o quedarse en soporta. Abstine podría quedarse en abstente o trasformarse en prívate, sin  dejarnos tentar por otros términos del lenguaje popular español, por no hablar de su repertorio de interjecciones, que darían para otras versiones, algunas malsonantes.

El caso es que, si analizamos lo que hoy se está exigiendo de los ciudadanos corrientes, parece que Epicteto ya lo había previsto.

Pero dejemos comentar a Erasmo:

Epicteto, un filósofo de la escuela Cínica, trató, sin excepción y con poco más de dos palabras, de todos aquellos principios de filosofía que tienen que ver con la felicidad de la vida humana, y que otros filósofos exponen con dificultad en muchos volúmenes. Hasta hoy y por largo tiempo han circulado como proverbios entre las gentes cultas, y bien merecen ser inscritas sobre muros y columnas y grabados en cada anillo. Estas son sus palabras: Άνέχου καί άπέχου, Resiste y abstente. Una de ellas nos recomienda la fortaleza en la adversidad, la otra que atemperemos los deseos ilícitos. Están inscritas en las Noches de Gelio, libro 17, capítulo 19Ateneo cita los versos siguientes sin mencionar al autor:

Hombre bueno ha de llamarse quienquiera que aporte bienes / Bueno ha de ser igualmente quien bien soporte los males

(Bona quisquis adfert, vir bonus vocabitur  / Bonus erit et ille, qui mala pertulerit bene)

Adagio 1613 (II vii 13)

Fuente: Les Adages d’Érasme (en latín), présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pág.1274 (traducción propia)

Metáfora bovina

Para acabar en tono más ligero, he pensado que el emblema XXXIV de Andrea Alciato, que ilustra precisamente este adagio, servirá para terminar el comentario con una interpretación gráfica y picante del mismo.

En este caso, el vaquero que reprime al semental actúa como un severo discípulo de la escuela cínica, mientras parece decirle al pobre animal: “¡Aguanta y fastidiate!”

Sustine et abstine.Alciato XXXIV

Sustine et abstine. Andrea Alciato Emblema XXXIV

Fuente: Andrea Alciato’s Emblemata, Paris, Jean Richer, 1584. Ejemplar digitalizado a partir de la Stirling Maxwell Collection de la Glasgow University Library. Proyecto Open Emblem Initiative.

http://www.emblems.arts.gla.ac.uk/french/index.php

http://emblematica.grainger.illinois.edu/index.html


Pongamos que hablo de Sabadell

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Per Sabadell. Cartel para la fiesta mayor. Domenec Soler Gili. 1911. Museo de Arte de Sabadell. Foto R.Puig

Per Sabadell.  Cartel para la fiesta mayor.  Domènec Soler Gili. 1911.   Museo de Arte de Sabadell.  Foto R.Puig

Dedicado a Emilia, encargada del Museo de Arte de Sabadell

Sí, ya sé que estoy plagiando parte del título de una canción de Joaquín Sabina. Pero supongo que me lo perdonará, primero, por ser yo madrileño, y segundo, por llamar la atención sobre una ciudad de raigambre industriosa y obrera, de gentes acogedoras, representativas del melting pot de tantas ciudades y arrabales de Barcelona y su provincia.

Tejados de Sabadell. Foto R.Puig

Tejados de Sabadell. Foto R.Puig

El caso es que hace unas semanas estuve en Sabadell durante cinco días.  Llegando de la estación ya iba yo preguntando por las cosas de esta antiquísima ciudad de la vega del Ripoll y encontrando por la calle personas bien informdas y acogedoras.

Así que no voy a tratar de tantas cosas como se encuentran en internet, pero puede que consiga quizás que si váis a Barcelona os animéis a daros una vuelta por Sabadell (basta tomar el tren en la plaza de Cataluña).  Así que aquí dejo algunas de mis fotos y comentarios.

Via Massagué. Foto R.Puig

Via Massagué. Foto R.Puig

Por la calles de los barrios de El Taulí y del centro

Hay ciudades en las que su historia se siente a través de piedras solemnes y monumentos admirables del arte.  Y hay ciudades, como Sabadell, en las que la historia se siente en las calles de sus barrios. Es la historia de de sus obreros, los autóctonos y los inmigrantes, que fueron llegando hasta hace muy poco en las diversas oleadas de su desarrollo industrial y comercial, y la de quienes fueron escalando los peldaños de una clase media laboriosa.

Por el barrio de El Taulí. Foto R.Puig

Por el barrio de El Taulí. Foto R.Puig

En Sabadell, al menos por los barrios donde me moví (Taulí y Centro) cada modesta fachada habla de varias generaciones de familias trabajadoras oriundas  de Cataluña y de toda España, así como, más recientemente, de América Latina, de Europa  y del continente africano.

También se exponen pasiones políticas más recientes.

En la calle de la Salut. Foto R.Puig. JPG

En la calle de la Salut. Foto R.Puig. JPG

Esquina calles Sant Francesc y Convent.Foto R.Puig. JPG

Esquina calles Sant Francesc y Convent. Foto R.Puig. JPG

O nos hablan las casas de la burguesía familiar, política y economicamente ascendente, que desde el siglo XIX y hasta el último tercio del siglo XX impulsó un crecimiento vertiginoso de aquella industria textil que caracterizó a Sabadell y a la cercana Tarrasa, utilizando las aguas del río Ripoll, recientemente regenerado de la contaminación que acompañó al emporio y hoy convertido en parque protegido (http://amicsdelripoll.wordpress.com/).

Torre del agua Sabadell.Foto R.Puig

Torre del agua Sabadell.Foto R.Puig

Por las calles del Taulí se acaba viendo casi siempre la silueta de la Torre de l’Aigua (1916-1918), uno de los símbolos del pasado crecimiento industrial de Sabadell.

La torre del agua tras las ruinas del pasado industrial .Foto R.Puig

La torre del agua tras unos vestigios del pasado industrial .Foto R.Puig

Campanario de la Iglesia de San Felix.Sabadell.Foto R.Puig

Campanario de la Iglesia de San Felix.Sabadell.Foto R.Puig

Otra torre, campanario barroco de origen gótico, preside las casas de la parte vieja, adosada a la Iglesia de San Félix. Junto con el ábside, fue lo que se salvó del conjunto medieval, durante la quema de la ”Semana trágica” de 1909.

El Museo de arte de la Casa Turull

Casa Turull. Museo de Arte. Foto R.Puig

Casa Turull. Museo de Arte. Foto R.Puig

Me pasé una hora larga visitando la Casa Fábrica Turull,  que fuera residencia y factoría textil de una  familia de políticos e industriales catalanes del mismo apellido, que hoy es el Museo de Arte de la ciudad.

Joan Vila Cinca. Panoramica de Sabadell. 1910.Detalle. Museo de Arte. Sabadell. Foto R.Puig

Joan Vila Cinca. Panoramica de Sabadell. 1910.Detalle. Museo de Arte. Sabadell. Foto R.Puig

Durante mi recorrido fui el único visitante. Firmé una hoja en la que me comprometía a no hacer uso comercial de las fotos que, con cámara digital y sin flash, el Museo me autorizaba a hacer.

(Nota bene: me gustaría que el Museo del Prado, vetusto prohibicionista de la foto digital, aprendiese de este ejemplo, no sólo de la Casa Turull, sino del Louvre, el Metropolitan y el MOMA de Nueva York, los Museos Vaticanos y los Capitolinos en Roma, la Gliptoteca de Copenhague , el Museo de Bellas Artes de Valencia, la Pinacoteca de Siena y de una larga lista de importantes museos que no temen sino que alientan la difusión privada de sus obras).

Los salones y sus recuerdos

Casa Turull.Foto R.Puig

Casa Turull.Foto R.Puig

No quiero hablar mucho de la sensación de casa habitada por espíritus que flota por los salones de la Casa Turull a esas horas de la tarde con sus balcones cerrados a cal y canto, no sea que Emilia, la amabilísma encargada del Museo vaya a  temer que Isabel II, o alguno de los Turull, vuelva del más allá.  Ya que aquella reina, según me explicó, se había echado una siesta en la cama de uno de esos dormitorios al gusto del siglo XIX.

Museo de Arte.Casa Turull. Cama de la siesta de Isabel II.Foto R.Puig

Museo de Arte.Casa Turull. Cama de la siesta de Isabel II (?).Foto R.Puig

Menos mal que por las mañabas, cuando el museo está  abierto a las visitas escolares, los balcones se abren, el sol y el aire entran a raudales y estos salones sombríos tienen un aspecto muy diferente.

En el fondo del espejo.Casa Turull. Foto R.Puig

En el fondo del espejo. Casa Turull. Foto R.Puig

Aunque la verdad es que, mientras mis  pasos se amortiguan sobre sus alfombras, los retratos de familia, los oscuros muebles y el juego de los espejos de Casa Turull desprenden y contagían la melancolía de unos tiempos idos.

Los pintores de Sabadell

Domenec Soler Gili. Port.Museo Arte Sabadell.Foto R.Puig

Domènec Soler Gili.  Port. Museo Arte Sabadell. Foto R.Puig

Sabadell tuvo una muy activa academia de Bellas Artes desde el último tercio del siglo XIX y un grupo de artistas de gran calidad académica.

Preservaron cuidadosamente la tradición de la más estricta enseñanza clásica de la pintura y de su práctica de ámbito comarcal, catalán y nacional.

Joan Vila Cinca. Marquet de les Roques.Museo de Arte de Sabadell. Foto R.Puig

Joan Vila Cinca. Marquet de les Roques.Museo de Arte de Sabadell. Foto R.Puig

Aquellos pintores reflejaron el paisaje y las perspectivas urbanas de Sabadell y su comarca, los acontecimientos políticos de la historia catalana y de sus revueltas, así como el espíritu republicano de principios del siglo XX.

Antoni Estruch. Manifestacion por la Republica.1904.Detalle.Museo Arte Sabadell.Foto R.Puig

Antoni Estruch. Manifestación por la República.1904.Detalle. Museo Arte Sabadell.Foto R.Puig

La convivencia de los salones burgueses del primer piso con las obras de contenido popular y político del segundo son todo un símbolo de lo que ha sido la historia de Sabadell desde el siglo XIX a la guerra civil española, incluida la etapa del art nou catalán, pero sin que la práctica academicista, por otro lado de gran calidad técnica, se contagiase de ninguna de las vanguardias, salvo cierta ligera influencia del impresionismo catalano-levantino.

Josep Espinalt. Marina 1890. Museo Arte Sabadell.Foto R.Puig

Josep Espinalt. Marina 1890. Museo Arte Sabadell.Foto R.Puig

Jose Vila Cinca. El rio Manzanares 1882.Museo Arte Sabadell.Foto R.Puig

Jose Vila Cinca. El rio Manzanares 1882.Museo Arte Sabadell.Foto R.Puig

Impresionismo catalán que no desdeñó el tema madrileño, pues Joan Vila Cinca, fundador de la Academia de Arte de Sabadell,  se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, con Moreno Carbonero y Romero de Torres, plasmando incluso en una tela el modesto río de Madrid.

Y hablando de ríos, me quedé con las ganas de una larhga excursión por el curso del Ripoll, cerca de la Torre de l’Aigua y del Parque del Taulí,  pero todo se andará…

Torre del agua Sabadell en el Parc Taulí.Foto R.Puig

Torre del agua Sabadell en el Parc Taulí.Foto R.Puig

Para acabar la visita, al son de una sardana  (http://www.youtube.com/watch?v=Q3crWMTTuDE) podríamos irnos a bailarla en la plaza del alcalde Marcet.

Monumento a la sardana.Plaza del alcalde Marcet.Foto R.Puig

Monumento a la sardana.Plaza del alcalde Marcet.Foto R.Puig

……………..

Sobre el museo de arte de Sabadell: http://es.wikipedia.org/wiki/Museo_de_arte_de_Sabadell


Fisionomías (VI). Retorno a Estocolmo (I): la expresión gótica en las esculturas de Carl Milles

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Desde la terraza del Millesgården.Foto R.Puig

Desde la terraza del Millesgården.Foto R.Puig

Se lo dedico a mi hijo Martin

Millesgården

No había vuelto a Estocolmo desde hacía casi veinte años.

Caí en la cuenta durante mi visita al Millesgården a fines de abril, cuando viaje a esta ciudad que me guarda amistades y recuerdos importantes. He ido de consorte acompañante (ventajas de la jubilación) y hemos aprovechado para celebrar allí el cumpleaños de uno de nuestros hijos.

Es así como, en una tarde fresca, ventosa y de cielo radiante, hemos paseado de nuevo por los jardines de la casa museo de Carl Milles (1875-1955), mientras yo calculaba los años transcurridos y recordaba que, por ese mismo parque, frente al ancho brazo de mar atravesado por el puente de Lidingö, correteaba yo detrás de mis dos hijos pequeños para evitar que se encaramasen a las balaustradas o se cayesen a los estanques. De eso hace casi veinte años.  Y ahora volvía a Estocolmo para celebrar el cumpleaños de uno de los dos.

El tiempo ha pasado y los hijos nos traen otras satisfacciones, pero ya no la de llevarles de la mano, ni la de ir detrás de ellos por los jardines del Millesgåarden. En adelante, mientras las piernas lo permitan corretearemos de la mano de los nietos.

Pies de Poseidón.Millesgården.Foto R.Puig

Pies de Poseidón.Millesgården.Foto R.Puig

Un escultor gótico y expresionista en el siglo XX 

Los pintores más representativos del inicio del expresionismo en las primeras décadas del siglo XX fueron alemanes y representaron en sus lienzos el drama de los colores y las formas.

No es casualidad que, siglos antes, la dramática policromía gótica, tallada en madera, dominase el arte de Alemania entre los siglos XIV y XVI.

Dormición de la Virgen. Del órgano de Salzburgo.s.XVI.Millesgården.Foto R.Puig

Dormición de la Virgen. Del órgano de Salzburgo.s.XVI.Millesgården.Foto R.Puig

Tampoco me parece una mera coincidencia que el escultor sueco más potente de la primera mitad del siglo XX, discípulo de Rodin, elogiado por su maestro, pero de expresividad propia e independiente, tuviese en su casa y taller de Lidingö una colección de tallas policromadas alemanas de época gótica.

Apóstoles del órgano de Salzburgo.s.XVI.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Apóstoles del órgano de Salzburgo.s.XVI.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Pienso que no abuso de los paralelismos, cuando constato que los rostros y la actitud de esas tallas parecen reflejarse en los rostros y la presencia de las obras del expresionismo de Carl Milles, desacralizado, pero no por ello menos legendario y mitológico.

Carl Milles.Poseidon.Detalle.Millesgården.Foto.R.Puig

Carl Milles.Poseidón.   Detalle.Millesgården.Foto.R.Puig

Carl Milles.Cabeza de Orfeo.Millesgården.Foto.R.Puig

Carl Milles.Cabeza de Orfeo.Millesgården.Foto.R.Puig

Talla gótica.Detalle. Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica.Detalle. Millesgården.Foto R.Puig

Apostol del órgano de Salzburgo.s.XVI.Millesgården.Detalle. 1.Foto R.Puig

Apostol del órgano de Salzburgo.s.XVI.Millesgården. Detalle.  Foto R.Puig

Mirad si no este rostro de Poseidón o de Orfeo y, junto a ellos, los rostros de los apóstoles o de esa dama de tocado medieval.

Así como algunas de sus cabezas de mujer y las tallas de San Juan Evangelista y de Santa Dorotea.

San Juan Evangelista.Talla del sur de Alemania.s.XVI.Millesgården. Foto R.Puig

San Juan Evangelista.Talla del sur de Alemania.s.XVI.Millesgården. Foto R.Puig

Carl Milles.Cabeza de mujer. Plata. 1917.Millesgården.Foto R.Puig

Carl Milles.Cabeza de mujer. Plata. 1917.Millesgården.Foto R.Puig

Carl Milles.Cabeza de Eurídice. 1936. Millesgården.1936.

Carl Milles.Cabeza de Eurídice. 1936. Millesgården.1936.

Santa Dorotea. Talla gotica alemana. Perfil.s.XVI.Millesgården.Foto R.Puig

Santa Dorotea. Talla gotica alemana. Perfil.s.XVI.Millesgården.Foto R.Puig

O los personajes femeninos del grupo de la Virgen con el niño de la colección de Carl Milles

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Millesgården.Foto R.Puig

donde María ostenta un profético rictus amargo.

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle de la Virgen.Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle. Millesgården.Foto R.Puig 

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle del niño..Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Para el niño Jesús, de mirada estrábica y cráneo tabes, no he encontrado parangón. Quizás porque la visión de la infancia en Milles era exultante y lejos de las tristezas de las tallas góticas de su colección.

Carl Milles. Angel musico. Millesgården.Foto R.Puig

Carl Milles. Angel musico. Millesgården.Foto R.Puig

En realidad Carl Milles prefirió para sus jardines unos gráciles ángeles músicos.

Carl Milles.La mano de Dios. Millesgården.Foto R.Puig

Carl Milles.La mano de Dios. Millesgården.Foto R.Puig

Incluso cuando la mano de Dios entra en escena no es para juzgar o aplastar al hombre bajo su culpa, expulsándolo del paraíso, sino para impulsarlo y dotarlo de un excelso equilibrio.

Esas obras se yerguen, muy apropiadamente,  frente al agua y la luz del mar archipelágico de Estocolmo.

Brazo de mar en Lidingö desde Millesgården.Foto R.Puig.

Brazo de mar en Lidingö desde Millesgården.Foto R.Puig.

Si algún día visitáis Millesgården, tras abriros el apetito paseando por su parque, no olvidéis entrar en la cantina de esta casa-museo. Allí, muy apropiado también, caed en la tentación de su sopa de pescado. No os arrepentiréis.


Divagaciones inglesas (I). ¿Es la escultura galardonada con el Fourth Plinth 2013 un plagio en Trafalgar Square?

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Gower Street.Londres. Foto R.Puig

Gower Street.Londres. Foto R.Puig

Deambulando por Londres

El pasado miércoles he vuelto de un viaje a Leicester, con intermedio de una escapada a Londres, que siempre hace bien aunque al final se resientan las piernas.

He de decir que esta vez he sentido estremecimiento, pena y solidaridad (más aún siendo yo madrileño) con los londinenses, a quienes la agresión de unos fanáticos ha golpeado de nuevo al día siguiente de mi retorno a Gotemburgo.

Por eso he querido empezar esta crónica con el memorial del poeta bengalí y activo pacifista Rabindranath Tagore (1861-1941), a quien leí con devoción en mi adolescencia.

Memorial de Rabindranath Tagore en Gordon Squqre. Bloomsbury.Foto R.Puig

Memorial de Rabindranath Tagore en Gordon Square. Bloomsbury.Foto R.Puig

Paseando entre el British Museum y la British Library me encontré con su busto, que es modesto desde el punto de vista creativo pero inmejorablemente situado. Está en la Gordon Square, uno de esos jardines de Bloomsbury donde el tiempo parece detenerse y donde vivió John Maynard Keynes (1843-1946). También habitó ese barrio otro poeta que me emociona, W.B.Yeats (1865-1939), descubridor de Tagore en Inglaterra y prologuista de la primera traducción de Gitanjali, la obra que le valió el Premio Nobel al bengalí.

British Museum.Londres.Foto R.Puig

British Museum.Londres.Foto R.Puig

Había salido del Museo Británico bajo una lluvia piadosa y, caminando por Gower Street, me topé con la casa de una pionera en la lucha por los derechos de la mujer: Millicent Garrett Fawcett(1847-1929).

La casa de la lider sufraguista Millicent Garrett Fawcett en Gower Street.Foto R.Puig

La casa de la lider sufragista Millicent Garrett Fawcett en Gower Street.Foto R.Puig

Creció en una familia acomodada que educó a sus hijas en la libertad. Inspirada por el discurso feminista de John Stuart Mill (1806-1873), esta economista escribió,  entre otras obras, “The position of women in economic life” (Londres,  Allen & Unwin, 1917) y fue una lider destacada del movimiento sufragista.

La British Library con las torres de Saint Pancras.Foto R.Puig

La British Library con las torres de Saint Pancras.Foto R.Puig

Me detuve a comprar en Waterstones algunos ensayos y crónicas sociales  de Georges Orwell (1903-1950), con lo que llegué tarde a la British Library, pero con luz suficiente para fotografiar su nueva sede (criticado por los puristas pero tan eficaz), sobre la que montan guardia las torres de Saint Pancras.

Sobre la escultura del niño a caballo en Trafalgar Square o de cómo remedar a un artista romano sin citar su obra 

Antes, en mis persistentes esfuerzos por agotar del todo a mis cansados pies, me pasé más de cinco horas en la National Gallery. Por cierto que tampoco ahí ha llegado la deseada  tolerancia hacia la fotografía digital sin flash, por lo que no puedo dejar en esta página el testimonio gráfico de  mis hallazgos y reflexiones.

Pero, para no defraudar hoy a los lectores de este blog, sucedió que, tras bajar las escalinatas de esa apabullante despensa de maravillas me asaltaron otras sorpresas y otros pensamientos. Me explico…

En Trafalgar Square hay un plinto monumental que quedó vacío por falta de fondos allá por 1841. Es ”el cuarto plinto”. Desde 2005 la Municipalidad de Londres, con patronazgo privado, expone temporalmente una escultura seleccionada por la Fourth Plinth Commission.

http://www.london.gov.uk/fourthplinth/

En 2013 el galardón ha recaido en los escultores escandinavos Elmgreen & Dragset, quienes en su Figura 101 de la serie Powerless Structures nos ofrecen una parodia de las esculturas equestres, imperatorias, pomposas y generalmente bélicas, bien asentadas en la estatuaria occidental desde el tiempo de los romanos.

Escultura de Elmgreen & Dragset. Trafalgar Square. Foto R.Puig.

Elmgreen & Dragset. Figura 101 de la serie Powerless Structures. Trafalgar Square. Foto R.Puig.

Hasta aquí nada que objetar, pues han citado como inspiración la copia de la famosa escultura de Marco Aurelio en la plaza del Campidoglio de Roma, cuyo original se conserva dentro de los adyacentes Museos Capitolinos.

Marco Aurelio en la plaza del Campidoglio.Foto R.Puig

Marco Aurelio en la plaza del Campidoglio.Foto R.Puig

Sin embargo y aunque yo no quiera ser malo, me pregunto qué diría el anónimo artista romano autor de la escultura de tamaño natural del niño jinete, una obra, probablemente votiva y nada bélica, que se exhibe, notablemente restaurada y bien a la vista, en el Aula Decima del Museo de las Termas de Diocleciano en Roma y de la que ya hablé en mi entrada de 21 de mayo del 2011 (”Entre Roma y Valencia”)

Muchacho romano a caballo.Museo delle Terme.Roma.Foto R.Puig

Muchacho romano a caballo.Museo delle Terme.Roma.Foto R.Puig

En tiempos de los romanos no se hablaba de derechos de autor, pero, salvo que se me haya escapado algo, no habría estado mal que los autores del bronce de Trafalgar Square o alguno de los críticos que lo han comentado, hubiesen mencionado la fuente de la escultura de Elmgreen & Dragset en Londres. No discuto el valor de la obra de esta pareja de artistas de Dinamarca y Noruega, aunque se aleje de su estilo habitual, ni quito ni pongo rey, pero, ustedes vean y formen su opinión.

La verdad es que entre la ingenua parodia de estos escultores y la inocente originalidad de su modelo romano, me quedo con este su original antiguo.

Elmgreen & Dragset. Figura 101 de la serie Powerless Structures. Trafalgar Square. Foto R.Puig

Elmgreen & Dragset. Figura 101 de la serie Powerless Structures. Trafalgar Square. Foto R.Puig

Muchacho romano a caballo.Museo delle Terme.Roma.Foto R.Puig

Muchacho romano a caballo.Museo delle Terme.Roma.Foto R.Puig

Continuará…

De Londres me llevé una nueva vision de su río, cuyos márgenes no había pateado desde hace siglos.

Desde la orilla del Tamesis.Londres.Foto R.Puig

Desde la orilla del Tamesis.Londres.Foto R.Puig

Pero de esto y de Leicester hablaremos en otras crónicas…


Divagaciones inglesas (II). Por el museo y por las calles de Leicester

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Mansion en el New Walk. Leicester. Foto R.Puig

Mansion en el New Walk. Leicester. Foto R.Puig

Tener una familia dispersa tiene la ventaja de ir conociendo rincones de Europa que de otro modo no descubriríamos.

Aunque parezca chocante, yo hermanaría a Leicester con Sabadell, ilustre ciudad de la que hablamos hace poco, por lo acogedor y placentero de los museos de ambas y por lo fácil que es familiarizarse con los rincones de sus barrios populares y charlar amigablemente con las personas que los habitan.

Fachada del Museo de Leicester en el New Walk. Foto R.Puig

Fachada del Museo de Leicester en el New Walk. Foto R.Puig

El museo de Leicester y su íntima colección de arte alemán de las primeras décadas del siglo XX

El pórtico neoclásico del museo de Leicester es similar a otros edificios públicos ingleses. Lo que ocurre es que en desde la entrada nos recibe  ya la cafetería, donde la atmósfera es inmediatamente  acogedora para familias y niños.

Nada de solemnidades y, al ascender a la tercera planta, hay grupos de escolares que están disfrutando de una exposición sobre el mundo de la brujería, con posibilidad de disfrazarse, remover pócimas en un caldero o montar en la escoba.

Atravesando una muestra temporal de cerámicas de Picasso accedo a la exposición permanente de aquel arte alemán que los nazis consideraron degenerado.

Hitler y el arte degenerado.El Pais

Hitler y el arte degenerado.Foto El Pais

Una familia de judíos alemanes, Alfred y Tekla Hess de Erfurt,  lograron salvar in extremis una pequeña pero hermosa parte de su colección. A causa de los  forzados exilios de aquella época tenebrosa y asesina, sus cuadros, esculturas y obra gráfica se refugiaron en este pequeño museo.

Cartel de la exposicion de 1944.Museo Leicester. Foto R.Puig

Cartel de la exposicion de 1944.Museo Leicester. Foto R.Puig

Fue en 1944 cuando se produjo la primera exposición de aquel período del arte alemán, precisamente aquí en Leicester, por obra del entonces conservador del museo, Trevor Thomas. El núcleo lo constituían 50 obras de la colección Hess.

Con donaciones y adquisiciones posteriores el museo demostró lo que se puede hacer con empeño y sin alharacas en una pequeña capital provinciana de los Midlans, que en España tiene ejemplos parecidos, como ya vimos con el recoleto museo de Sabadell.  No como ciertos museos que casi no tienen obra que exponer, despilfarro ostentoso de los últimos años de furia suntuaria en nuestro país.

Ernst Barlach. Jolly Peg-Leg. 1934.Museo Leicester. Foto R.Puig

Ernst Barlach. Jolly Peg-Leg. 1934.Museo Leicester. Foto R.Puig

Al entrar me recibe una hermosa obra de Barlach, aquel excelente escultor expresionista del período de entreguerras, que tanto influyó en otros posteriores, como el italiano Manzú, por poner sólo un ejemplo.

Los cuadros al óleo de esta colección son una muestra de la creatividad de los artistas alemanes de las primeras décadas del siglo XX, perseguidos por Goebbels, el lacayo de las ideas de Hitler.

Un obra me cautiva, una pintura de Ernst Neuschul, titulado Negermutter, que yo traduciría libremente por Lactancia materna. Su mirada  es todo un símbolo del temor que suscitaba la amenaza del III Reich para todos aquellos que no fuesen de raza aria.

Ernst Neuschul. Negermutter. 1931.Museo Leicester. Foto R.Puig

Ernst Neuschul. Negermutter. 1931.Museo Leicester. Foto R.Puig

Gran parte de la obra de aquel pintor de la corriente Nueva Ojetividad fue vandalizada por Goebbels. Su trasgresión fue retratar a las minorías que la ideología racista nazi quería extirpar: gentes de otras etnias, gitanos, parados marginados.

La colección tiene también cuadros de Max Liebermann

Max Liebermann. La nieta del artista con su niñera. 1919.Museo Leicester. Foto R.Puig

Max Liebermann. La nieta del artista con su niñera. 1919.Museo Leicester. Foto R.Puig

Max Liebermann. Paseo en el Tiergarten.Museo Leicester. Foto R.Puig

Max Liebermann. Paseo en el Tiergarten.Museo Leicester. Foto R.Puig

Era  un pintor de caracter impresionista pero abocado ya hacia el expresionismo.

Me quedo también con la fumadora de pipa de la pintora expresionista Gabriele Münter.

Gabriele Münter.Retrato de Anna Roslund.1917. Museo Leicester. Foto R.Puig

Gabriele Münter.Retrato de Anna Roslund.1917. Museo Leicester. Foto R.Puig

Y con un paisaje a la acuarela de Karl Schmidt-Rottluff de 1938.

Karl Schmidt-Rottluff. Paisaje.1938. Museo Leicester. Foto R.Puig

Karl Schmidt-Rottluff. Paisaje.1938. Museo Leicester. Foto R.Puig

Una mixta de tinta china y acuarela de Max Pechstein

Max Pechstein. El puente de Erfurt. 1919.Museo Leicester. Foto R.Puig

Max Pechstein. El puente de Erfurt. 1919.Museo Leicester. Foto R.Puig

Pero mis fotos de los grabados y dibujos no fueron muy afortunadas por los reflejos de los focos de la sala, así que me excusaréis que no las presente.

Aunque sólo fuese por esta colección el Museo de Leicester bien merece la visita.

Pasear por Leicester 

Si atravesáis el barrio antiguo con niños o sois golosos es arriesgado pararse ante la espectacular vitrina de la tienda de caramelos de De Olde Sweet Shoppe.

Alimentos sanos.Leicester. Foto R.Puig

Alimentos sanos.Leicester. Foto R.Puig

Lo que es seguro es que os tropezaréis con Ricardo III, a quien Shakaspeare inmortalizó como malo malísimo.

Richard  III en las calles de Leicester.Foto R.Puig

Richard III en las calles de Leicester.Foto R.Puig

Ricardo III en actitud relajada.Leicester. Foto R.Puig

Ricardo III en su actitud más relajada.Leicester.

Cuenta la historia que, al estilo de los sultanes otomanos, fue el carcelero y acaso también ejecutor de sus dos sobrinos, que le hacían la concurrencia en sus derechos al trono.

Pues bien, ahora se ha vuelto una vedette internacional tras el descubrimiento de sus restos bajo el asfalto de un aparcamiento, mérito del Departamento de Arqueología de la Universidad de Leicester.

Los huesos de Ricardo III.Leicester.

Los huesos de Ricardo III.Leicester.

No por tener los huesos de la columna vertebral bastante contrahechos dejó de batirse hasta que lo masacraron en la batalla de Bosworth, en 1485, cerca de Leicester.

Más pacífica es la escultura de Santiago el Mayor que ve pasar a los viandantes ante la fachada de su iglesia barroca con su atuendo de peregrino a Compostela. Como es tradicional, los viajeros y turistas llevan siglos yendo y viniendo a causa de huesos célebres que aparecen por aquí o por allá.

Santiago el Mayor. Iglesia de St.James. Leicester. Foto R.Puig

Santiago el Mayor. Iglesia de St.James. Leicester. Foto R.Puig

En nuestra más modesta peregrinación y al salir del museo hemos paseado por la centenaria calle peatonal del New Walk.

New Walk. Leicester. Foto R.Puig

New Walk. Leicester. Foto R.Puig

Sin olvidar un garbeo por alguno de los parques de la ciudad donde dormitan antiguas mansiones

Vieja mansion del parque.Leicester. Foto R.Puig

Vieja mansion del parque.Leicester. Foto R.Puig

o los restos de árboles vetustos.

En el parque.Leicester. Foto R.Puig

En el parque.Leicester. Foto R.Puig

Son muchas los edificios que atraen la mirada cuando se recorren los barrios de Leicester, tanto los céntricos y burgueses

Fachada en New Walk.Leicester. Foto R.Puig

Fachada en New Walk.Leicester. Foto R.Puig

como los populares.

Rincon cerca de Queens Road.Leicester. Foto R.Puig

Rincon cerca de Queens Road.Leicester. Foto R.Puig

Por la London Road

Ventanal en London Road. Leicester. Foto R.Puig

Ventanal en London Road. Leicester. Foto R.Puig

o por Queens Road.

Queens Road. Leicester. Foto R.Puig

Queens Road. Leicester. Foto R.Puig

Sin que falten las numerosas tabernas inglesas tradicionales.

Leicester. Foto R.Puig

Leicester. Foto R.Puig

Ni tampoco un centro comercial para todos los gustos como los hay por todo el mundo. Estas plazas del pueblo de nuestro tiempo donde los padres acuden en los días de vacación con lluvia para que los niños se desfoguen sin atrapar  un resfriado y sin que haya que cocinar.

El Mall.Leicester. Foto R.Puig

El Mall.Leicester. Foto R.Puig

Y, para dar también gusto a los pequeños, una visita a la Fun Fair, la Feria ambulante que recorre durante todo el año los parques y pueblos del Leicestershire, donde el vendedor de globos se cruzará estrategicamente en nuestro camino para provocar el antojo de la niña.

En la Fun Fair.Leicester. Foto R.Puig

En la Fun Fair.Leicester. Foto R.Puig

Así podríamos seguir, pero atardece y es la hora en que se despiertan los dragones, sin que sepamos si San Jorge, el patrón de Alción, podrá protegernos, pues hace ya mucho que el Vaticano lo desposeyó de su condición de santo (los bolandistas demostraron que nunca había existido, aunque ya Erasmo lo había dicho siglos antes).

Hay uno de esos engendros que ya nos mira desde la cornisa de un tejado.

El dragón del tejado.Leicester. Foto R.Puig

El dragón del tejado.Leicester. Foto R.Puig


Retorno a Estocolmo (II). Miscelánea al buen tuntún

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Penélope nos recibe en la estación de Estocolmo. Foto R.Puig

Penélope nos recibe en la estación de Estocolmo. Foto R.Puig

En la crónica del 19 de mayo había vuelto a Estocolmo empezando por las esculturas de Carl Miles.  La verdad es que es tan abundante lo visto que toda la planificación inicial quedó desbordada. Así que lo que voy recoger hoy es una miscelánea caprichosa. Digamos que he rebuscado entre las fotos y lo de hoy va mezclado al tuntún de mis preferencias.

Y no podía ser de otro modo para un español que llega a Estocolmo con un programa bien pensado y en la nave de su estación central le recibe en tamaño gigante una cierta chica de Alcobendas a la que creo que en su casa llaman Pe.

Ya en esta tesitura, aquí se van a mezclar las calles, los museos y las plazas de la ciudad casi casi por asociaciones u oposiciones automáticas.

Ya veremos lo que sale.

Puesto de hortalizas en el mercadillo de Hötorget.Estocolmo. Foto R.Puig

Puesto de hortalizas en el mercadillo de Hötorget.Estocolmo. Foto R.Puig

Pues me ha salido el mercadillo de la plaza del Auditorio, la Konserhuset, y una colorida estampa de un puesto de hortalizas. Puede ser que por haber hablado de un lugar como Alcobendas hemos acabado en un mercado de barrio. Los espárragos verdes son suecos, los blancos alemanes. No están mal los colores de este cuadro. Que conste que no pretendo ondear la bandera de la República Italiana.

Y como las hortalizas van bien con el pescado, en pleno centro y desde un puente cerca del Palacio Real, con un poco de paciencia podríamos a ver a los pescadores de río revuelto capturando algún salmón con sus atarrayas.

Pesca a la atarraya bajo el Norrbron.Estocolmo. Foto R.Puig

Pesca a la atarraya bajo el Norrbron.Estocolmo. Foto R.Puig

Mi paseo de la primera mañana fue por Södermalm, donde se pueden admirar esas fachadas uniformes de la arquitectura del Estocolmo de principios del siglo XX  en un rojo casi terracota.

Calle de Södermalm.Estocolmo. Foto R.Puig

Calle de Södermalm.Estocolmo. Foto R.Puig

Otra fachada cercana en amarillo Nápoles.

Esquina de Södermalm.Estocolmo. Foto R.Puig

Esquina de Södermalm.Estocolmo. Foto R.Puig

No lejos de ahí, junto a una plaza acogedora se alza el minarete de una mezquita, emplazada en un edificio con aire del siglo XVIII, en el  mismo color, aunque un poco más pálido, debido probablemente al paso del tiempo.

Mezquita de Södermalm.Estocolmo. Foto R.Puig

Mezquita de Södermalm.Estocolmo. Foto R.Puig

Yéndome del lado del agua, al borde del Saltsjön (lago de la sal) tengo la sensación de que Penélope Cruz me persigue por Estocolmo. Creí que se había quedado en la estación, pero no ¡me está esperando en la parada del autobús! No me puedo quejar.

Vista desde Katarinavagen. Estocolmo. Foto R.Puig

Vista desde Katarinavägen. Estocolmo. Foto R.Puig

Pero, en fin, la foto puede justificarse, porque por allá detrás se ve la torre de una iglesia de la ciudad vieja.

Y, aunque de iglesias hay también para elegir en Estocolmo, pienso que ha bastado por hoy con la imagen de la mezquita y su modesto minarete.

Lo que sigue también tiene que ver con los mitos, aunque en este caso se trate de los modermos.

 

Algunos símbolos de las luchas y conquistas sociales de la Suecia moderna

Carl Eldh.Monumento a Branting. Fundador del Partido Socialdemocrata sueco en 1889. Detalle. Estocolmo. Foto R.Puig

Carl Eldh.Monumento a Branting. Fundador del Partido Socialdemocrata sueco en 1889. Detalle. Estocolmo. Foto R.Puig

De hecho, como habréis adivinado, el detalle de este bajorrelieve es laico y combativo. Corresponde al memorial de la creación del Partido Socialdemócrata de los Trabajadores de Suecia en 1889. Está en Norra Bantorget, lugar donde terminan siempre los desfiles del 1° de mayo.

Su fundador fue Hjalmar Branting, a quien aquí vemos en plena arenga.

Carl Eldh. Monumento a Branting. Fundador del Partido Socialdemocrata sueco en 1889. Estocolmo. Foto R.Puig. JPG

Carl Eldh. Monumento a Branting. Fundador del Partido Socialdemocrata sueco en 1889. Estocolmo. Foto R.Puig.

Carl Eldh (1873-1974), que aparece en la imagen con las manos en  la masa,  fue quien que lo talló en escayola en 1942. A causa de la guerra sólo se pudo vaciar en bronce en 1952, en los talleres de fundiciones Bergmans.

Carl Eldh modelando el monumento a Branting en su taller

Carl Eldh modelando el monumento a Branting en su taller

Mäster Palm. Fundador de la Landsorganisationen. LO. Sindicatos socialistas suecos. Estocolmo. Foto R.Puig

Mäster Palm. Fundador de la Landsorganisationen. LO. Sindicatos socialistas suecos. Estocolmo. Foto R.Puig

En la misma plaza está el edificio del sindicato socialista LO (Landsorganisationen) fundado en 1898 gracias al impulso de August Palm (1849-1922).

Con la música a otra parte

Me he merecido un descanso y me como una hamburguesa en un cercano establecimiento de la cadena Max.

Cuando subo a la habitación del hotel para cambiarme de zapatos diviso la silueta caracterísica de la torre del Ayuntamiento. Es ahí donde cada año se celebra la suntuosa comilona de los premios Nobel.

Vista de la torre de la Stadshuset desde el hotel Clarion Estocolmo. Foto R.Puig.

Vista de la torre de la Stadshuset desde el hotel Clarion de Estocolmo. Foto R.Puig.

Temo que alguien me acuse de vulgaridad ¿¡cómo se puede mezclar la carne picada con el mecenazgo de la Fundación Nobel !?

En realidad me parece que se ha producido en mi cerebro una de esas asociaciones automáticas que perseguían con ahínco los surrealistas. Puede que sea porque en los últimos días la prensa nos han refrescado el recuerdo de como un tratante de ganado porcino llegó no sólo a financiar el golpe franquista sino incluso a sobornar, durante la II Guerra Mundial, a la plana mayor del ejército de Franco con dinero de los ingleses y, lo que tiene más mérito, sin enemistarse con los alemanes. Arribado luego a afortunado especulador y potentado, se convirtió en el mayor mecenas de las artes y de la cultura de la historia contemporánea de España.

Si de las cochiqueras puede alguien reciclarse sin estridencias en ilustre mecenas y acabar impulsando la pintura española contemporánea o coleccionando las obras más cotizadas del expresionismo abstracto americano, el inventor de la dinamita no debería ofenderse si he mezclado las hamburguesas con su filantrópico nombre

La casa museo de Sven Harris

Eduard Munch. Detalle de retrato.Museo Sven Harris.Estocolmo Foto R.Puig

Eduard Munch. Detalle de retrato (con ojos goyescos). Museo Sven Harris.Estocolmo Foto R.Puig

No fue ni bélico ni explosivo el caso de Sven Harris, alguien que ha hecho las cosas sin meterse en extraperlos, guerras o espionajes. Es un constructor amante del arte, coleccionador de artistas nórdicos y promotor de arte contemporáneo.

http://sven-harrys.se/en/

El museo esconde dentro de una cápsula arquitectónica racionalista y contemporánea la reproducción exacta de la vieja casa del siglo XVIII del mismo Harris. La parte moderna se dedica a las exposiciones temporales de arte actual y la casa encierra una muestra selecta de su colección de arte y diseño. La visita es guiada, a cargo de Joshua, un licenciado en Bellas Artes de nacionalidad estadounidense que se expresa en un sueco perfecto.

El rincón de la chimenea con cuadros de Munch y Strinderg.Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig JPG

Rincón de la chimenea y cuadros de Munch y Strinderg.Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig JPG

Cerca de una chimenea tradicional sueca en cerámica nos asaltan una obra de Edvard Munch y un óleo de Strindberg. Es sabido que el literato sueco era también muy buen fotógrafo y pintor. Este cuadro me hace pensar en Victor Hugo y en en sus acuarelas, algunas de las cuales son tan tempestuosas como el lienzo del sueco. Ambos pintaron las tormentas del mundo interior con las metáforas del mar abismal y de sus oleajes y huracanes.

August Strindberg. Altamar. 1894.Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

August Strindberg. Altamar. 1894.Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

Observo que en la misma sala hay un pequeño lienzo de una artista sueca en el que,  a mi juicio, ha copiado a su manera el rostro del ángel de La virgen de las rocas de Leonardo da Vinci.

Ante el óleo de Ylva Ogland,1997,  inspirado en el ángel de la Virgen de las rocas de Leonardo.Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig JPG

Ante el óleo de Ylva Ogland,1997. Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig JPG

En todas las habitaciones hay obras de arte cuidadosamente escogidas. En esta casa museo no hay nada que desentone, incluidos los objetos de diseño en las vitrinas de la cocina y algunos muebles, ya clásicos, de diseñadores contemporáneos.

Sillas Superleggera de Ponti.1950, bajo un cuadro de Bror Hjorth.ca 1935. Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

Sillas Superleggera de Gio Ponti.1950, bajo un cuadro de Bror Hjorth.ca 1935. Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

Sobre tres sillas diseñadas por Gio Ponti con el nombre de ”Superleggera” cuelga un cuadr,o de inspiración rousseauniana y gaugueniana, del pintor y escultor sueco Bror Hjorth (1894-1968).

En la terraza. Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig.

En la terraza. Sven Harris Museet. Estocolmo. Foto R.Puig.

El recorrido de la casa en la segunda planta del museo se acaba por la terraza y por la sala de exposiciones temporales. Al salir a la calle, a pocos pasos de allí descubro, mientras espero el autobús, la casa en la que vivió Astrid Lindgrens, la inventora de Pippi Långstrump, la niña transgresora que en la TV española se bautizó como Pippi Calzaslargas.

Placa en el portal de la casa de Astrid Lindrgens, la creadora de Pippi Långstrump. en Vasastan. Estocolmo. Foto R.Puig

Placa en el portal de la casa de Astrid Lindgrens, la creadora de Pippi Långstrump. en Vasastan. Estocolmo. Foto R.Puig

La casa donde vivió  Astrid Lindgrens en Vasastan. Estocolmo. Foto R.Puig

La casa donde vivió Astrid Lindgrens en Vasastan. Estocolmo. Foto R.Puig

 

El Centro de Arte Bonniers

 

Desde la ventana del Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

Desde la ventana del Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

La heredera de la familia Bonniers (editores y accionistas de empresas de publicación de libros y periódicos), ella misma periodista, galerista y guionista de cine,  creó, en memoria de su hija única, fallecida en accidente de circulación, en 1985 la Fundación que lleva su nombre y en el 2006 el Bonniers Konsthall  .

Es un lugar de arquitectura ligera y acristalada con magníficas salas de exposición y una política de promoción de jóvenes artistas con becas, exposiciones, cursos, etc.

http://www.bonnierskonsthall.se/en/maria-bonnier-dahlins-stiftelse/

No quedaba lejos de mi visita anterior y realmente me alegro de haber entrado y pagado el billete, aunque sólo sea por la calidad de sus espacios y la armonía expositiva de la la muestra del joven arquitecto danés Jeppe Hein.

Jeppe Hein.Muro  Espejo.Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

Jeppe Hein.Muro Espejo.Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

 

Es algo así como una sesión de relajación al son ligeramente tibetano de sus singing balls.

Jeppe Hein.Singing balls.Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

Jeppe Hein.Singing balls .Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

Te has de dejar llevar por el ritmo zen de una serie de esferas que circulan lentamente por unos raíles suspendidos y van golpeando campanas de bronce, invertidas y colocadas sobre una especie de pebeteros de altura variable.

Jeppe Hein.Muro  Espejo.Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

Jeppe Hein.Muro Espejo.Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

Se producen así sonidos de gong de diversa escala y de unas resonancias de atmósfera budista. Los espacios son amplios y luminosos y los muros se han pintado con los tonos básicos de la Teoría de los Colores de Goethe.

Jeppe Hein.Singing balls.Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

Jeppe Hein.Singing balls.Bonnierskonsthall.Foto R.Puig

El efecto de esta instalación minimalista es beneficioso y sosegante.

Miscelánea de imágenes del Fotografiska Museet y del Moderna Museet

Al subir a la primera planta del Fotografiska Museet, me encuentro esta vez con una artista que precisamente ha trabajado bajo las órdenes de Woody Allen en compañía de nuestra Penélope.

Fotografiska Museet. Estocolmo.Foto de Scarlett Johanson por Russell James

Fotografiska Museet. Estocolmo.Foto de Scarlett Johansson por Russell James

Está vez las he encontrado a las dos no en Barcelona sino en Estocolmo.

Y ahora comparad este retrato de Scarlett Johansson con un icono más antiguo del Moderna Museet.

¿Han pasado de verdad 80 años?

Wilhelm Freddie. Detalle de busto Sex-Paralysappeal.1936.Moderna Museet. Estocolmo.Foto R.Puig

Wilhelm Freddie. Detalle de busto Sex-Paralysappeal.1936.Moderna Museet. Estocolmo.Foto R.Puig

Sin saber por qué  me animo a aproximar la fotografía de mi admirado Giacometti al retrato de Helge Rode por Edvard Munch

Fotografiska Museet. Estocolmo.Giacometti por Henri Cartier-Bresson

Fotografiska Museet. Estocolmo.Giacometti por Henri Cartier-Bresson

Edvard Munch. Retrato de Helge Rode. 1908. Detalle.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Edvard Munch. Retrato de Helge Rode. 1908. Detalle.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

o al estrábico Sartre con el noble de cráneo tabes que pintó Kokoschka y que algo debe de tener que ver con aquel Robert, dandy y escritor francés del mismo apellido, que inspiró a Marcel Proust el personaje del Barón de Charlus en À la recherche du temps perdu.

Fotografiska Museet.Estocolmo.  Jean-Paul Sartre por Henri Cartier-Bresson

Fotografiska Museet.Estocolmo. Jean-Paul Sartre por Henri Cartier-Bresson

 

Oskar Kokoschka. Retratro del Marqués Josef de Montesquiou-Fezensac.1910. Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Oskar Kokoschka. Retrato del Marqués Josef de Montesquiou-Fezensac.1910. Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Pero si hemos de buscar contrastes, ¿qué tal el de esta retenida pero inquietante jovencita de la foto de Ruud van Empel con el desbordamiento de la parturienta rosa de Nicki de Saint-Phalle?

Fotografiska Museet. Estocolmo.Sunday #3. Foto de Ruud van Empel.Detalle

Fotografiska Museet. Estocolmo.Sunday #3. Foto de Ruud van Empel.Detalle

 

      

Niki de saint Phalle. Parto rosa. Detalle. 1964.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Niki de saint Phalle. Parto rosa. Detalle. 1964.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

 

Y el paralelismo de las chimeneas de Alexanderson y las jirafas de Nick Brandt

Carl Josef Alexanderson. Salida de los trabajdaores de las fábricas.1931.Detalle.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig.JPG

Carl Josef Alexanderson. Salida de los trabajdaores de las fábricas. 1931.Detalle.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig.JPG

Fotografiska Museet. Estocolmo.Nick Brandt. Jirafas

Fotografiska Museet. Estocolmo.Nick Brandt. Jirafas

Acabemos con calma 

Pero, como me parece que estoy desvariando, cambiaremos de tercio subiendo a a la cafetería del Fotografiska Museet sosegar la mirada con el lento paso de las gabarras y otras especies naúticas.

Fotografiska Museet. Estocolmo.Vista desde la ventana del restaurante.Foto R.Puig

Fotografiska Museet. Estocolmo.Vista desde la ventana del restaurante.Foto R.Puig

El vanguardismo de una artista sueca

Los grandes cuadros llenos de esferas de aspecto vegetal de Helga de Klint, que parecen anticipar en varias décadas las plásticas psicodélicas también podrían tener un efecto curativo, si acaso como ejercicios de optometría, sobre todo si no sólo contempláis este, sino que seguís la ronda hasta haber visto otros veinte similares y algunos más pequeños en una apabullante muestra de aquella pintora sueca, que trabajó a destajo  en la época de las primeras vanguardias del siglo XX.

Helma at Klint. N° 3 de Los diez más grandes. 1907.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Helma at Klint. N° 3 de” Los diez más grandes”. 1907.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Tiene cuadros y acuarelas muy notables.Auqnue, a mi juicio, su apresuramiento compulsivo la condujo a una reducción de la calidad en aras de la cantidad. Me quedo con sus pequeños formatos.

Exposicion Helma at Klint.Moderna Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

Exposicion Helma at Klint.Moderna Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

 

De nuevo con los maestros suecos del color

Otros pintores suecos de la primera mitad del siglo XX ya van siendo  conocidos de este blog. Pero hay pintores de temática social como Alexanderson (el autor de Salida de los trabajadores de las fábricas en 1931 ) o el magnífico Amelin, que no habían aparecido aún en este blog.

Albin Amelin Mujer de un cartel español.1937.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Albin Amelin Mujer de un cartel español.1937.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Albin Amelin. Escena de calle.1932.Detalle.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Albin Amelin. Escena de calle.1932.Detalle.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Casi para acabar, un excelente cuadro de la admirable Vera Nilsson, de quien hemos hablado en la crónica del 28 de abril.

era Nilsson. A la luz de la lampara. ca.1930.Detalle Moderna Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

Vera Nilsson. A la luz de la lampara. ca.1930.Detalle Moderna Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

Vera Nilsson. A la luz de la lampara. ca.1930.Moderna Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

Vera Nilsson. A la luz de la lampara. ca.1930. Moderna Museet. Estocolmo. Foto R.Puig

Al final de esta larga tirada, haré lo que se debe hacer cuando se quiere bien a los lectores, os lo digo con flores.

Emil Nolde.Jardín. 1917.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig

Emil Nolde.Jardín. 1917.Moderna Museet.Estocolmo.Foto R.Puig


Fisionomías (VII) y divagaciones inglesas (III): entre la Tate Britain y la Tate Modern

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Entrada a la sala de Henry Moore.Tate Britain.Foto R.Puig

Entrada a la sala de Henry Moore.Tate Britain.Foto R.Puig

Han pasado ya varias semanas de mi paseo por Londres pero aún me quedan flechas en el carcaj. Así que no puedo resistir a la tentación de compartir algunas de mis sensaciones en dos de los soberbios museos Tate que bordean el Támesis.

Tate Britain

La Tate Britain ofrece actualmente un ordenado y nutrido recorrido del arte inglés desde el siglo XVI al XX. Me ha servido, aunque no exclusivamente, para incrementar mi archivo de las fisionomías que los artistas han ido plasmando a lo largo de los siglos.

Fachada de la Tate Britain. Londres Foto R.Puig.

Fachada de la Tate Britain. Londres Foto R.Puig.

Hoy es el turno de algunos pintores ingleses.

Sin seguir un orden cronológico comienzo por William Hogarth (1697-1764). No sólo fue un apasionado de la fisionomía, sobre la que escribió un tratado, sino que en un lienzo agrupó los rostros de seis de sus criados, de los cuales tan sólo se conoce el nombre de dos.

William Hogarth. Seis de sus criados.Tate Britain.Foto R.Puig

William Hogarth. Seis de sus criados.Tate Britain.Foto R.Puig

Mucho se ha dicho sobre este lienzo y yo no voy a descubrir nada nuevo. Pero me produce una extraña sensación. Dicen que el artista gozaba del aprecio de sus fámulos y que seleccionó a estos seis con afecto pero con un objetivo fisiognómico, recogiendo en la tela varias edades de ambos sexos.

William Hogarth. Seis de sus criados. detalle.Tate Britain.Foto R.Puig

William Hogarth. Seis de sus criados. detalle.Tate Britain.Foto R.Puig

Cuentan que lo tenía en su despacho, con objeto de que posibles clientes admirasen su destreza y se animasen a encomendarle un retrato. Debo confesar que a mí esta colección de cabezas me da cierta grima.

Aunque estas expresiones del arte del retrato de Hogarth sean una lección de pintura, creo que sus fieles servidores se habrían merecido un retrato de cuerpo entero o cuando menos de cintura para arriba. Ya un siglo antes Velázquez había dedicado magníficos retratos individuales a personajes humildes con los que se relacionó, no sólo los de los bufones y enanos de la Corte, sino el extraordinario retrato del esclavo Juan de Pareja liberado por el artista, por no hablar de las sirvientas que por entonces también pintaba Vermeer

Sea como sea, este ejercicio de Fisiognómica de Hogarth con las cabezas de sus criados, agrupadas en un solo lienzo y no obstante la mirada ilusionada de algunos de los retratados, me produce la impresión de una reunión de trofeos cinegéticos.

Otros retratos

Peter Lely. La condesa de Kildare.Tate Britain.Foto R.Puig.

Peter Lely. La condesa de Kildare.Tate Britain.Foto R.Puig.

No se redujo a la cabeza a quienes podían pagarse un retrato de postín, como es el caso de los trabajos de Adam de Colone (1572-1651),  Peter Lely (1618-1680), Benedetto Gennari (1633-1715) o Joshua Reynolds (1723-1792), dedicados a damas de la aristocracia, rozagantes, exquisitas, exaltadas o altivas.

Adam de Colone.Lady Livingstone. Tate Britain.Foto R.Puig.

Adam de Colone.Lady Livingstone. Tate Britain.Foto R.Puig.

Benedetto Gennari. La catolica Elizabeth Panton en el exilio retratada como Santa Catalina.Tate Britain.Foto R.Puig.

Benedetto Gennari. La catolica Elizabeth Panton en el exilio retratada como Santa Catalina.Tate Britain.Foto R.Puig.

Joshua Reynolds.Three ladies adorning a terme of Hymen. Detalle.Tate Britain.Foto R.Puig

Joshua Reynolds.Three ladies adorning a terme of Hymen. Detalle.Tate Britain.Foto R.Puig

……………………………

También en el siglo XVIII, Joseph Highmore (1692-1780), Thomas Gainsborough (1727-1788) y Nathaniel Dance-Holland (1735-1811) harán algo parecido con los retratos varoniles en grupo, sin que tampoco redujeran la imagen de sus clientes adinerados o nobles a una agrupación de cabezas. Quien paga tiene derecho a una escena de amistosa tertulia burguesa, a una composición bucólica o a ser representado en Roma, en pleno Grand Tour, ese viaje por Italia que todo hijo de familia noble debía realizar para ser considerado culto.

Joseph Highmore.Mister Oldham y sus huespedes.Tate Britain.Foto R.Puig

  Joseph Highmore.Mister Oldham y sus huespedes.Tate Britain.Foto R.Puig

Thomas Gainsborough. Detalle de tres caballeros en un paisaje.Tate Britain.Foto R.Puig

Thomas Gainsborough. Detalle de tres caballeros en un paisaje.Tate Britain.Foto R.Puig

Nathaniel Dance Holland. Detalle de cuatro caballeros ante el Coliseo de RomaTate Britain.Foto R.Puig

Nathaniel Dance Holland. Detalle de cuatro caballeros ante el Coliseo de RomaTate Britain.Foto R.Puig

Como podréis apreciar, todas estas muestras, dicho con toda mi simpatía, van reflejando fisionomías de lo más british. ¿O no?

…………………..

Con un estilo prerrafaelita, Henry Alexander Bowler (1824-1903), o con la pincelada impresionista,  John Singer Sargent (1856-1925) y George Clausen (1852-1944), dejaron obras  que denotan un cambio de rumbo en los rostros de la pintura inglesa.

Henri Alexander Bowler. La duda o Podrán resucitar estos huesos.Tate Britain.Foto R.Puig.

Henri Alexander Bowler. La duda o ¿Podrán resucitar estos huesos?.Tate Britain.Foto R.Puig.

John Singer Sargent. Vernon Lee.Tate Britain.Foto R.Puig

John Singer Sargent. Retrato de Vernon Lee.Tate Britain.Foto R.Puig

George Clausen. Brown eyes.Tate Britain.Foto R.Puig.

George Clausen. Brown eyes.Tate Britain.Foto R.Puig.

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Para acabar con escultura, me despido de la Tate Britain con dos bustos que atrajeron mi atención, uno del siglo XIX, la Daphne de George Frederic Watts (1817-1904), y otro una terracota del siglo XVII de autor anónimo que representa con aires imperiales al rey Jaime II de Inglaterra

George Frederic Watts. Daphne.Tate Britain.Foto R.Puig.

George Frederic Watts. Daphne.Tate Britain.Foto R.Puig.

Autor desconocido. Jaime II.Tate Britain.Foto R.Puig.

Autor desconocido. Jaime II.Tate Britain.Foto R.Puig.

Tate Modern

Milennium Bridge. Londres. Foto R.Puig.

Milennium Bridge. Londres. Foto R.Puig.

Por el Millenium Bridge se llega con gran solemnidad a la Tate Modern, que como su nombre indica, está dedicada al arte moderno y contemporáneo, complementando en algunos casos a la Tate Britain.

Desde Millenium Bridge. Londres. Foto R.Puig.

Desde Millenium Bridge. Londres. Foto R.Puig.

En el recorrido se aprecia la vista del nuevo skyline londinense.

Y en las escaleras del museo, la sensación de una moderna arquitectura de interiores.

Por las escaleras de la Tate Modern. Foto R.Puig

Por las escaleras de la Tate Modern. Foto R.Puig

Me faltaba ya tiempo, pero durante una hora y media recorrí por primera vez las salas de la colección permanente y guardé algunas fotografías, entre las cuales, de forma aleatoria, selecciono hoy un reducido número para esta página.

En la salas de arte abstracto

Paule Vezelay. Formas del gris.Tate Modern. Foto R.Puig

Paule Vezelay. Formas del gris.Tate Modern. Foto R.Puig

En las salas dedicadas al Minimalismo

Sala del Minimalismo.Tate Modern. Foto R.Puig

Sala del Minimalismo.Tate Modern. Foto R.Puig

O en la de Rothko

Sala Rothko.Tate Modern. Foto R.Puig

Sala Rothko.Tate Modern. Foto R.Puig

De su obra meditativa al ajetreo. En las cercanías de la Tate Modern se encuentran el puente y la estación de Blackfriars, que experimentan en estos momentos grandes obras de renovación.

Blackfriars Bridge en obras.Londres. Foto R.Puig.

Blackfriars Bridge en obras.Londres. Foto R.Puig.

Blackfriars Bridge en obras. Londres. Foto R.Puig.

Blackfriars Bridge en obras. Londres. Foto R.Puig.

Pero acabo deseando a los lectores los buenos días con una obra que siempre me ha producido una sensación de calma, “Morning” de Dod Procter, nombre artístico de casada de  Doris Margaret Shaw (1890-1972).

Dod Procter. Morning.Tate Modern. Foto R.Puig

Dod Procter. Morning.Tate Modern. Foto R.Puig

¡Dulces sueños y suaves amaneceres!

Dod Procter. Morning.Detalle. Tate Modern. Foto R.Puig

Dod Procter. Morning.Detalle. Tate Modern. Foto R.Puig



Veranos

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Cigueñas de Guadarrama. Foto R.Puig

Cigüeñas de Guadarrama. Foto R.Puig

Para Manolo

El verano, como las cigüeñas de nuestras torres,  vuelve siempre como un eterno compañero, como el hijo de la primavera y el padre del otoño, pero nuestros veranos fueron y son siempre distintos. De las largas vacaciones escolares de nuestra infancia a este verano de ahora ¡cuántas reminiscencias, cuántos lugares evocados, cuántas imágenes desvaídas o nítidas!

Las últimas dos semanas han ido trayendo el verano casi a rastras, entre fríos y calores, a esta sufrida península.  Nosotros lo hemos sentido llegar entre mis tierras madrileñas y mi pueblo de adopción, por el borde de la meseta sur y las laderas de la sierra de Guadarrama y el mar de Alicante.

La subida a las montañas de Madrid tiene en Torrelodones un microclima intermedio y particularmente sano, donde no sólo vivimos hace años sino que es un destino donde nos reciben nuestros nietos.

Torrelodones. Foto R.Puig.

Torrelodones. Foto R.Puig.

La sierra entera lleva el nombre de su río principal y de una villa hecha de granito y siglos. Me refiero a Guadarrama, adonde no habíamos vuelto desde hacía más de veinte años y por donde Manolo, mi amigo desde hace cuarenta, nos ha guiado con sus conocimientos de habitante de varias décadas de este pueblo, presidido por un panorama que abarca desde el extremo suroeste del sistema hasta los picos de la Pedriza, con Siete Picos como principal protagonista.

Guadarrama. Fuente de San Miguel.1735.Foto R.Puig.

Guadarrama. Fuente de San Miguel.1735.Foto R.Puig.

Paseamos por su vieja plaza, camino de un bar en el que Manolo nos invita a unas gambas a la plancha que, aunque traídas desde Huelva, atraen desde hace años a los veraneantes de todos los pueblos de esta sierra.

Pero hay un castellano viejo que, sentado en su banco, no parece tener prisa, mudo testigo de la vida del pueblo.

Un reposo.Guadarrama.Foto R.Puig.

Un reposo.Guadarrama.Foto R.Puig.

En la misma plaza resiste desde hace algunos siglos uno de los pocos olmos vetustos que aún quedan por estas latitudes, pues las plagas de grafiosis  han ido devorando (se trata de unos insaciables escarabajos) estos árboles que, dice la tradición, empezaron a plantarse por estos pueblos en la época de los Reyes Católicos.

El olmo centenario de Guadarrama. Foto R.Puig.

El olmo centenario de Guadarrama. Foto R.Puig.

Aunque las cigüeñas seguirán desplegando sus alas año tras año sobre las torres de piedra de las iglesias.

Cigüeñas de Guadarrarma.Foto R.Puig.

Cigüeñas de Guadarrarma.Foto R.Puig.

………………………………………….

Nosotros nos vamos por carretera hacia la Marina Alta donde sus atardeceres nos reciben como siempre.

Cae la tarde por el lado oeste de la Almadraba. Foto R.Puig.

Cae la tarde por el lado oeste de la Almadraba. Foto R.Puig.

El mar no se fatiga y nosotros tampoco nos cansamos de mirarlo.

El sol se ha puesto por el  oeste de la Almadraba. Foto R.Puig.

El sol se ha puesto por el oeste de la Almadraba. Foto R.Puig.

Aquí no son las cigüeñas sino las golondrinas las que han vuelto a anidar (y a poner perdida la pared del vecino); las crías piando y aguardando a la madre.

Esperando a mamá. Foto R.Puig.

Esperando a mamá. Foto R.Puig.

La madre volando y retornando sin cesar al nido con la pitanza para sus polluelos insaciables.

Mamá golondrina trae el buche lleno.Foto R.Puig.

Mamá golondrina trae el buche lleno.Foto R.Puig.

……………………………

Cuando el verano parece que se ha instalado puntualmente, un frente frío se estrella contra el bochorno ambiente y nos regala una hermosa tormenta sobre el mar.

Tarde de tormenta sobre el mar. Foto R.Puig.

Tarde de tormenta sobre el mar. Foto R.Puig.

Al día siguiente, los obreros del ayuntamiento han venido a preparar los focos para la noche de San Juan.

Las mesas se van alineando en la playa y toda clase de muebles viejos se amontonan para la tradicional pira que va a iluminar la noche en la playa de La Almadraba.

Preparando los focos para la noche de San Juan. Playa de la Almadrava. Foto R.Puig.

Preparando los focos para la noche de San Juan. Playa de la Almadrava. Foto R.Puig.

Los trastos desechados arderán, pero el esqueleto de una obra inconclusa sigue no muy lejos, con sus ventanas sin ojos, como testigo mudo de los excesos de la burbuja inmobiliaria que ha parado en seco muchos sueños ilusos.

Els Poblets.Ne quid nimis. Foto R.Puig

Els Poblets.Ne quid nimis. Foto R.Puig

No sé si esta crisis será como un fuego purificador. Por el momento parece que abrasa a los más inermes y aumenta los ocultos patrimonios de los que siempre flotan.  La noche de San Juan, que conmemora en la liturgia católica el nacimiento del Bautista,  ha venido y ha pasado. En realidad, la cosa viene de más lejos, de las fiestas paganas por la llegada del verano, cuando los días son los más largos de año.

Sea como sea, entre la música de la orquesta popular, el baile, los bocatas, el vino como líquido litúrgico de otro tipo de bautismo y el humo de las fogueres, los vecinos han olvidado penas y compartido mesa con amigos y familiares.

Aserrín,

Aserrán,

las hogueras de San Juan,

¡el de adelante corre mucho,

el de atrás se quedará!!!

Fogueres de San Joan. Els Poblets. Foto R.Puig.

Fogueres de San Joan. Els Poblets. Foto R.Puig.

Ahora sí, el verano ha sido bautizado.


El “milagro” de San Cristóbal en la hagiografía valenciana y el largo calvario de la familia de Juan Luis Vives, exiliado y renovador del pensamiento europeo

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Juan Luis Vives. Oleo moderno en la Universidad de Lovaina.

Juan Luis Vives. Óleo moderno en la Universidad de Lovaina.

 

Para Dora, Baltasar, Ana,  Jaume y Pere

Doy las gracias a mis convecinos por haber venido a escucharme en la charla que di hace dos días en la biblioteca Enric Valor de Els Poblets sobre las ideas sociales de Juan Luis Vives  (Valencia 1493 – Brujas 1540).

Casualmente ayer leí algo en el diario Levante de ese mismo viernes que se relacionaba con los temas hablados en la charla.

Así que paso a citar lo que he encontrado en esas páginas:

El barrio de la judería de Valencia fue donado por Jaime I a los judíos que quisieron venir a habitar Valencia. La muralla del barrio judío tenía siete puertas y junto a una de ellas, en la llamada plaza de la Figuera tenían su sinagoga

Es famoso en los anales de nuestra historia el milagro de San Christoval ocurrido el 9 de julio de 1391

(De sendos artículos de Baltasar Bueno publicados en el Diario Levante respectivamente el 7 julio del 2012 y el 29 de junio del 2013)

Este columnista narra que, según se dice y registra una deliberación del Consejo de la Ciudad en 1658, en aquel día de finales del siglo XIV debajo de la sinagoga se escuchó por tres veces una gran voz que decía ¡judíos, fuera de mi casa!

El cronista añade el siguiente eufemismo:

Era una época en que había grandes tensiones entre las comunidades cristiana, judía y musulmana que existían en Valencia

Pues bien, en realidad estaba en marcha una furiosa campaña de depuración étnica contra los judíos españoles en muchas ciudades de la península.

Lo que refleja mejor cuando escribe que

Se enteraron los cristianos y se amotinaron contra los judíos, a los que en buena parte pasaron a cuchillo. Los que pudieron se refugiaron en la sinagoga y pidieron bautizarse cristianos, salvándose de una muerte certera

Este especialista en tradiciones valencianas agrega que el portento consistió en que bajo aquella sinagoga, que con la excusa de las voces estaban demoliendo los piadosos valencianos, apareció “milagrosamente” una estatua de San Cristóbal, que hoy se venera hoy en el Convento de las Canonesas de Valencia. Por lo visto, el que gritaba era San Cristóbal

Devoto de San Cristobal. Reproduccion de un dibujo de Hans Holbein para el Elogio de la locura de Erasmo

Devoto de San Cristóbal. Reproduccion de un dibujo de Hans Holbein para el Elogio de la locura de Erasmo

En 1969 la Iglesia Católica concluyó que la historia de este santo es una leyenda y que nunca hubo ni existencia ni canonización del tal San Cristóbal, por mucho que canonesas y camioneros lo sigan venerando y los católicos valencianos lo consideren su patrón. Así que difícilmente pudo ese falso santo dar voces desde el subsuelo.

Una vez más alguien urdió un montaje para eliminar a los envidiados y prósperos judíos valencianos y para quedarse con el codiciado barrio donde vivían, obligándoles violentamente a mudarse a otra zona de Valencia, a bautizarse y a cambiar de nombre por la fuerza.

De tal manera que Abraham Abenfaçam y su hijo Jacob Abenfaçam, padre del tatarabuelo paterno de Juan Luis Vives, fueron obligados a bautizarse y cambiarse en Francesc y Gabriel Vives respectivamente.

Estereotipo de judio en la Presentación de la Virgen en el templo. Maestro de Calzada.Museo de Bellas Artes de Valencia. Foto R.Puig.

Estereotipo de judio en la Presentación de la Virgen en el templo. Maestro de Calzada.Museo de Bellas Artes de Valencia. Foto R.Puig.

La tragedia de los antepasados y de la familia cercana de Juan Luis Vives

Estas historietas de Baltasar Bueno revisten de tradición y piedad lo que es el comienzo de una dura historia de intolerancia religiosa, xenofobia y depuración étnica que destruyó varias generaciones de la familia del humanista Juan Luis Vives. Aquella ola de asesinatos de judíos españoles se remonta a los prógromos de 1391.  Comenzaron en Sevilla, impulsados por prédicas de frailes,  se extendieron por toda España al grito de “bautismo o muerte”, pasando por los inflamados mensajes de San Vicente Ferrer contra los moros y judíos españoles y la matanza de aquel nefasto 9 de julio.

Continuaron en el XV con  la expulsión de los judíos españoles en 1492 (curiosamente un “converso” valenciano, Luis Santángel, emparentado con los Vives, había aportado parte de la financiación de la expedición de Colón a América).

A fines de ese siglo y hasta bien entrado el siglo XVI la persecución se cebó de nuevo en Valencia con las torturas inquisitoriales y los autos de fe de los conversos. En 1524 quemaron vivo a Luis Vives Valeriola, padre de Juan Luis Vives, y a muchos otros. Varios miembros de la familia de su madre, Blanquina March, habían sido ya ejecutados el 9 de julio de 1501 (otra vez la triste fecha como en los asesinatos masivos de 1391).

El resto de la familia paterna y materna del humanista fue casi completamente aniquilada y expropiada. Sus hermanas, una, la más joven, murió de peste en los calabozos del Santo Oficio y las otras dos quedaron en la miseria, cuando a su madre, muerta veinte años antes, la condenaron por segunda vez y quemaron su efigie en 1528, con la aviesa intención de arrebatar a la familia sus últimas propiedades.

(Referencias: García, Angelina. Els Vives. Una familia de jueus valencians. València, Editions Tres i Quatre, Eliseu Climent Editor, 1987 o García Cárcel, Ricardo. “La familia de Luis Vives y la Inquisición” en el Volumen Introductorio a las Opera Omnia de Juan Luis Vives, València, Edicions Alfons el Magnànim, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert y Universitat de València, 1992, pp.489-519.)

Exilio de Juan Luis Vives

En 1509, sabiendo su padre que en España aquel hijo inteligente e inquieto, nunca podría abrirse camino y siempre sería un paria más, un sospechoso converso vigilado por los envidiosos y bajo la amenaza de ser procesadocon cualquier pretexto,  lo envió a París, con dieciséis años, a continuar la formación que ya había comenzado en el Estudi General de Valencia.

Portada de De concordia et discordia in humano genere. Juan Luis Vives. Leyden 1532

Portada de De concordia et discordia in humano genere. Juan Luis Vives. Leyden 1532

Cuando en 1522 muere Antonio de Nebrija la Universidad de Alcalá de Henares le escribe a Juan Luis Vives, a la sazón profesor en la de Lovaina, ofreciéndole la cátedra vacante del gran filólogo español. En aqul año el padre de Vives (acusado de cumplir con los ayunos judíos, no trabajar los sábados, besar las manos de sus progenitores y otros crímenes similares) entraba en prisión y empezaba a ser torturado a sus cincuenta y ocho años en los calabozos valencianos del Santo Oficio, que le asesinaría quemándolo vivo en medio de la vergüenza pública y apropiándose de sus bienes, en 1524.

Juan Luis Vives nunca pudo volver a aquella España dominada por la intolerancia.

Un discípulo de nuestro humanista, Rodrigo Manrique, pariente del Inquisidor General Alonso Manrique, escribe a su maestro desde París el 9 de diciembre de 1533 y, entre otras cosas, le dice:

Preferiría permanecer en la mayor barbarie e incultura, antes que volver nunca a una patria tan ingrata cono la mía. Porque, dime, por favor, ¿qué puede pensarse más detestable que recorrer las escuelas y los países para alcanzar más erudición y más habilidad en el manejo de los negocios y, de vuelta a la patria, ser acusado o mejor dicho, ser calumniado de hereje?

(Vives, Juan Luis.  Epistolario. Edición y estudio introductorio de José Jiménez Delgado, Madrid, Editora Nacional, 1978, pág.588)

Las torres de Serranos. Fines del siglo XIV. Valencia. Foto R.Puig.

Las torres de Serranos. Fines del siglo XIV. Valencia. Foto R.Puig.

No se puede servir a Dios y al Diablo

Así que, sería deseable que los devotos valencianos, cuando saquen en procesión a San Cristobal, piensen alguna vez en todas las atrocidades que se cometieron en nombre de ese falso santo.

Resulta un poco contradictorio incensar ese mito, conmemorar ese “milagro” y al mismo tiempo celebrar con ditirambos a Juan Luis Vives, como el más ilustre pensador y humanista valenciano de la historia de Europa. O una cosa o la otra.

La represión que por varios siglos se ejerció en España contra disidentes religiosos o ideológicos y sus minorías étnicas es diametralmente opuesto al pensamiento de aquél que proclamaba:

Cogitatus liber. Cogitatus quis coget. Vis veritatis. Homo homini par. (Satellitium animi, 1524)

El pensamiento es libre. ¿Quién podrá forzarle? ¡La fuerza de la verdad! ¡Nadie es más que nadie! (Escolta del alma, 1524)

Vives estuvo siempre en contra de aquellos frailes, teólogos o simplemente gentes ordinarias que se ponían al servicio de la persecución inquisitorial, esos que

testifican, inquieren, acusan, se pronuncian, condenan, castigan (con la pérdida de fama, posesiones y vida).

¿Cómo pueden juzgar  lo que nunca vieron, ni siquiera en sueños?

(De Concordia et discordia in humano genere, 1529)

(Referencia: Puig de la Bellacasa, Ramón. La discapacidad y la rehabilitación en Juan Luis Vives. Incluye una colaboración de Constant Matheussen. Madrid, Real Patronato de Prevención y de Atención a Personas con Minusvalías, 1992. Texto corregido por el autor en 2006 que se puede solicitar en versión digital PDF mediante un comentario en este blog)

Resulta triste que Vives nunca pudiera volver a pasear por el Carrer de la Taverna del Gallo, en donde en uno de sus Díalogos latinos (“Camino de la escuela”) recuerda haber vivido en su niñez. Esa calle y la casa de su padre estaban por la zona de la Valencia actual entre el Colegio del Patriarca y la Plaza de Margarita Valdaura (en memoria de quien fue su esposa,  hija también de una familia de conversos que se pusieron a salvo en Brujas tras las atrocidades antisemitas de finales del siglo XIV.

Ofrezco aquí la portada de la edición castellana de eso Diálogos en versión bilingüe, traducidos por Christoval Corèt y Peris e impresa por Antonio Balle en Valencia en 1723. Se indica en ella  que los ejemplares se venden en casa de Joseph Cardona, Mercader de Libros, en la plaza de la Seo (hay versión digital en Google Play).

Portada de los Dialogos de Vives.  Valencia 1731.

Portada de los Diálogos de Vives. Valencia 1731.


De lo mágico y lo pragmático. Paseo por Sueca y Gandía.

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Siete menos cuarto de la mañana. Foto R.Puig.

Siete menos cuarto de la mañana. Foto R.Puig.

Cuando estoy a la orilla de este mar, el alba me despierta con sus primeras luces y, si logró sacudirme la pereza, puedo asistir a la llegada del disco rojo. Desde que hay seres humanos sobre la tierra el sol ha estado en el origen de todas las magias y creencias en poderes sobrenaturales.

Cuando se asoma sobre el mar ese señor de fuego me siento un poco egipcio, un poco azteca… vamos, que entiendo perfectamente que del largo peregrinaje de la humanidad por el mar y sobre la tierra, la mayor parte se haya desarrollado bajo el imperio de la magia, bajo el dominio de las creencias en lo inexplicable, en lo irrazonable

Cúpulas.Sueca. Foto R.Puig.

Cúpulas.Sueca. Foto R.Puig.

Cosas y magias de por aquí

El otro día volví a Sueca. Digo volví, porque no lo hacía desde que tuve nueve años y casi muero de fiebres tifoideas muy cerca, en El Perelló, entonces un pueblín, durante una de aquellas interminable vacaciones escolares del larguísimo franquismo, cuando el brazo de tierra y arena entre la Albufera de Valencia y el mar no estaba lleno de torres.

Sol triste. Sueca. N.Sra. de Sales.Foto R.Puig

Sol triste. Sueca. N.Sra. de Sales.Foto R.Puig

En Sueca hay también un sol mágico, está en la fachada de Nuestra Señora de Sales. Entre los azulejos que ilustran las leyendas de la Pasión hay uno del astro rey, no triunfante como el de los egipcios, no solicitando sacrificios humanos como el de los aztecas, sino entristeciéndose por el más famoso de los sacrificados.

El ripio del poeta anónimo lo expresa así:

El sol eclipsado ofrece

un testimonio profundo

de que el cielo se estremece

al dejar Cristo este mundo.

Un escritor de otro tiempo y lugar explicaba de otro modo el sacrificio del Gólgota,  por boca de uno de sus personajes, un viejo maestro de piano (de su novela “Los falsificadores de moneda”)

‘No, no, exclamó confusamente; el diablo y el Buen Dios son el mismo; se entienden. Pretendemos creer que todo lo malo sobre la tierra procede del diablo; pues de otro modo no hallaríamos en nosotros la fuerza de  perdonar a Dios. Se divierte con nosotros como el gato que atormenta al ratón… Y para colmo pide que le estemos agradecidos. ¿Agradecidos de qué? de qué?…’

Luego, aproximándose hacia mí:

‘¿Y sabe qué es lo más horrible de todo lo que ha hecho?… ¡Es haber sacrificado a su propio hijo para salvarnos!… La crueldad, he ahí el primero de los atributos de Dios’

(André GideLes faux-monnayeurs, 1925, Folio Gallimard, pp. 377-378)

Sea como sea, en Sueca, los franciscanos que fundaron el convento y la rutilante iglesia barroca de Nuestra Señora de Sales, siguen pidiendo una limosna para esas almas que el sacrificio de Cristo se supone redimió de una mancha heredada, tenaz y universal.

Una limosna por las almas del purgatorio. Sueca. Foto R.Puig.

Una limosna por las almas del purgatorio. Sueca. Foto R.Puig.

Al parecer necesitan todavía de la magia de unos euros para salir del purgatorio.

A Dios rogando y con el mazo dando

Pero sobre la veleta de este templo campea el pragmatismo valenciano: un campesino ara sus tierras, un suecano se levanta con el sol todas las mañanas, no para adorarle sino para mirar realista hacia la tierra.

El labrador en su veleta. Sueca. N.Sra. de Sales.Foto R.Puig

El labrador en su veleta. Sueca. N.Sra. de Sales.Foto R.Puig

No en vano, el nombre de origen árabe de esta antigua villa significa mercadillo.

Los campos de arroz son la viva demostración de la creencia en lo concreto del agricultor, de la tenacidad de las gentes de esta tierra. No obstante ¿es que el arroz no tiene algo de mágico?

La muntanyeta.Sueca. Foto R.Puig.

La muntanyeta. Sueca. Foto R.Puig.

Esa sensación nos da la visita a la muntanyeta, la Montaña de los Santos, único saliente rocoso del término municipal.

A lo lejos Valencia.

Arrozales y Valencia al fondo desde la muntanyeta..Sueca. Foto R.Puig

Arrozales y Valencia al fondo desde la muntanyeta..Sueca. Foto R.Puig

Desde su mirador se puede admirar la extensión de los arrozales. Esa soledad sin nadie tiene algo extraño, pareciera que el arroz creciese sin una mano humana que lo vele.

La vista tiene algo de espejismo.

Arrozales sin fin. Sueca. Foto R.Puig.

Arrozales sin fin. Sueca. Foto R.Puig.

Pero el arroz es la viva demostración no de una magia sobrenatural sino del arte de vivir.

Arroz de Sueca. Foto R.Puig.

Arroz de Sueca. Foto R.Puig.

Aquí se celebra todos los años el Concurso internacional de paellas. Si te pones a hablar de arroz en la barra del bar, a poco que muestres interés, acabarán explicándote una receta que no conocías, una de las infinitas formas de cocinar con arroz. Y no me preguntéis por qué en el escudo de Sueca el nombre de la villa lleva una hache intercalada.

Cúpulas. Sueca. Foto R.Puig.

La cerámica azul de las cúpulas. Sueca. Foto R.Puig.

También parece que la magia corona las iglesias, la de sus artesanos, esos que han fabricado las cúpulas de refulgente cerámica azul de la iglesia de San Pere.

Pere es ese San Pedro que se puso tan triste cuando el gallo cantó, como ilustra de nuevo la fachada de Nuestra Señora de Sales.

El gallo de la Pasion. Sueca. Foto R.Puig.

El gallo de la Pasión. Sueca. Foto R.Puig.

Y más tarde, como el poeta artesano nos cuenta, la luna también se nubló de tristeza..

Luna triste. Sueca. N.Sra. de Sales.Foto R.Puig

Luna triste. Sueca. Nuestra Señora de Sales.Foto R.Puig

A Dios rogando y los Duques mandando

De vuelta a Els poblets me detengo en Gandía donde pervive otra historia de esta tierra, la de los descendientes de un papa de vida disoluta, Alejandro VI Borgia,  natural de Játiva, que de Roma acabaron volviendo a las orillas del Serpis.

Patio interior del Palacio Ducal. Gandía. Foto R.Puig.

Patio interior del Palacio Ducal. Gandía. Foto R.Puig.

Pues a la vera del río está el Palacio Ducal. Allí alternaban los cortesanos con los intelectuales y los funcionarios, algunos de familias de conversos, al servicio de los Borja de Gandía.

No sé lo que significa esta escultura extraña junto a la entrada, pero tiene algo de inquietante.

Alter ego. Palacio Ducal. Gandía. Foto R.Puig.

Alter ego. Palacio Ducal. Gandía. Foto R.Puig.

¿Es un hombre con dos cabezas? ¿Es un símbolo del alter ego o una escenificación de la persona y su conciencia? ¿El de atrás previene al otro de una desgracia inminente? ¿O se trata del proverbio “si un ciego guía a otro ciego ambos caen en el hoyo”?

La verdad es que, aunque ahora sus patios son tranquilos y sus portales y galerías acogen a los turistas, por estos mundos se vivieron muchas violencias y se derramó mucha sangre.

Algo de sangre le hicieron también los cilicios a San Francisco de Borja, duque que se volvió asceta y llegó a General de la Compañía de Jesús. El palacio exhibe su camastro como una reliquia, aunque la historia nos hable de los pleitos del santo con la numerosa prole de su padre y de la segunda esposa de éste, para retener la propiedad de los lugares. Quién sabe si esta querella crematística fue o no compatible con su voto de pobreza, pero puede que al quedar en manos de la Orden, este palacio se haya salvado.

Acceso a la terraza. Palacio Ducal. Gandía. Foto R.Puig.

Acceso a la terraza. Palacio Ducal. Gandía. Foto R.Puig.

Sobreviven escasamente cuatro padres jesuitas, ya entrados en años, que habitan un ala del edificio, lo que asegura que el colegio de la otra ala del palacio siga las reglas de la enseñanza jesuítica. ¿Por cuánto tiempo aún?

Calma y voluptad. Playa Almadrava. Foto R.Puig.

Calma y voluptuosidad. Playa Almadrava. Foto R.Puig.

Volviendo al mar y a la poesía

De vuelta a mi playa con un pequeño cargamento de genuino arroz de Sueca.

No quiero terminar con cosas tristes, sino con las velas al viento y con un soneto de un poeta nacido en tierras alicantinas, que añora su mar y juega con las palabras desde la casa de la sierra de Guadarrama donde escribe:

No puedo concebir el mar sin mí

ni puedo concebirme sin el mar:

nací junto a la ausencia de mi mar

y su memoria azul habita en mí.

 

Con su claro prestigio vibra en mí

la sonora presencia de mi mar:

la voz apasionada de mi mar

me dice que sin él no hay yo ni hay mí.

 

Y tan hondo el amor alienta en mí

que cuando no estoy cerca de mi mar

siento mi corazón lejos de mí.

 

Eternamente unidos yo y mi mar:

porque mi mar es ya parte de mí,

y un día seré parte de mi mar.

 

Antonio Porpetta. “Canto final” en Seis poemas de “Adagio mediterráneo,

Cançoner del Magnànim 2008, Valencia 2009, p.177.


Els Poblets. Huellas de una larga historia

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Ventana trilobulada de de la torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

Ventana trilobulada de de la torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

La agrupación de tres núcleos urbanos, La Setlla, Mira-rosa y Miraflor vino a formar hace algunas décadas el municipio de Els Poblets. A lo largo de los siglos sus habitantes han dejado huellas de sus vidas. Algunas de ellas forman hoy parte del patrimonio de esta tierra.

El 6 de julio, antes de emprender mi viaje por carretera hacia tierras escandinavas, participé en una visita guiada del alfar de la Almadraba, del casco antiguo de Els Poblets y de su torre señorial de época medieval.

El alfar romano

Fragmento de asa de ánfora. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

Fragmento de asa de ánfora. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

La arcilla que se extraía de la capa freática, frente al mar y en las inmediaciones de la playa de la Almadraba, era de excelente calidad para la producción de ánforas y tejas. Los pozos de donde se extraía fueron desenterrados por los arqueólogos hace casi quince años.  En ese lugar hubo una villa romana que, además de la explotación agrícola hasta el siglo V, contó con una industria de cerámica, muy activa entre el siglo I y el siglo III.

El yacimiento romano de Els Poblets nos lo enseñó el arqueólogo Josep Antoni Ahuir.

Dos de los praefurnia. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

Dos de los praefurnia. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

Esta villa industrial romana contaba con cuatro talleres organizados en torno a tres hornos similares. Hoy pueden apreciarse los arcos de acceso a las cavidades donde se alimentaba el fuego, así como la superficie refractaria alrededor de los praefornia,  perforada para la ascensión del calor.Se han descubierto hasta dos tipos de ánforas para el transporte del aceite y dos más para el vino.

El laboratorium estaba cubierto bien por una bóveda permanente, bien por cubiertas de ramajes y de arcilla, que se renovaban tras cada una de las hornadas.

Acceso a la camara del fuego de un horno. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

Acceso a la camara del fuego de un horno. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

Los basamentos de las distintas estancias de los talleres se aprecian han sido sacados a la luz, aunque aún falta por excavar la zona donde se asentaba la villa del dueño de esta industria.

Muros de talleres. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

Bases de muros de los talleres. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

Con una finalidad pedagógica el visitante puede apreciar una alineación (moderna ) de los distintos tipos de ánforas.

Algunas anforas tipicas. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

Algunas anforas tipicas. Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

También se muestra un recipiente cuadrangular, hecho de grandes tejas fabricadas en el alfar, como los que se utilizaban para amasar la arcilla.

Recipiente de tejas para aamsar arcilla.Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

Recipiente de tejas para aamsar arcilla.Alfar romano. Els Poblets. Foto R.Puig.

La torre medieval de Mira-rosa

La torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

La torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

La torre del señor feudal de Mira-rosa, uno de los tres antiguos núcleos de población que, como hemos explicado, forman el actual municipio de Els Poblets, es otra de las huellas arquitectónicas que ha dejado la historia en este pueblo de la Marina Alta.

En torno a la torre hay varias casas que formaban un conjunto al servicio del señorío. La puerta de una de ellas ha sufrido la reforma de un vecino poco respetuoso con el antiguo arco de medio punto.

Arco de medio punto parcialmente destruido en una casa del conjunto clasificado de la torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

Arco de medio punto parcialmente destruido en una casa del conjunto clasificado de la torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

Pero la restauración promovida por el ayuntamiento ha salvado la parte más importante, el torreón y su ventana trilobulada (probablemente abierta en el siglo XVII o XVIII), la puerta y otros elementos sobre los que no nos vamos a extender.

Ventana trilobulada.Torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

Ventana trilobulada.Torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

La cubierta renovada de la torre evitará a partir de ahora el deterioro de este testimonio de la historia de Els Poblets.

La puerta principal permanece tapiada por su parte externa con un muro de la vivienda adyacente, pero se ha limpiado y puesto en valor por el interior.

Vista del interior de la puerta original de la torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

Vista del interior de la puerta original de la torre medieval de Mira-rosa. Els Poblets. Foto R.Puig.

El trabajo de recuperación, encomendado por el ayuntamiento al arquitecto e historiador Josep Ivars ha respetado la idiosincrasia de la torre, al tiempo que la ha hecho accesible para el visitante.

El casco antiguo de Els Poblets

De la mano del arquitecto Josep Andrés recorrimos las calles centenarias de dos de los núcleos urbanosla Setlla y Mira-rosa.

Antiguas casas con parapetos contra inundaciones. Els Poblets. Foto R.Puig.

Antiguas casas con parapetos contra inundaciones. Els Poblets. Foto R.Puig.

Nuestro guía nos fue instruyendo sobre el trazado de las antiguas calles y caminos y las características arquitectónicas de las casas cercanas al río, dispuestas de la forma más adecuada para resistir a las crecidas.

Nos explicó también cómo el procurador o batle del señor  distribuyó las concesiones de una parte de la propiedad feudal a vecinos llegados de Mallorca y de comarcas valencianas, para poder edificar en una parcela, con derecho también a un trozo de huerta.

Casas del siglo XVII. Els Poblets. Foto R.Puig.

Casas del siglo XVII. Els Poblets. Foto R.Puig.

La “carta pobla” otorgada por el señor de Setlla y Mira-rosa, Joan Duart, el 5 de setiembre de 1611 a veinticinco pobladores, tan sólo dos años después de la expulsión de los anteriores pobladores moriscos,  explicaba las normas para la distribución de las propiedades.

Josep Andrés ha publicado en la web algunos trabajos al respecto: https://sites.google.com/site/delspoblets/

………………………………………………..

Los participantes, y éste que escribe en particular, quedamos muy agradecidos a los tres expertos citados y a los organizadores de este recorrido, en particular el concejal de Cultura, Salvador Sendra, y al bibliotecario y coordinador de actividades culturales de Els Poblets, Jaume Cervera.

La visita había sido precedida por una cuidadosa serie de conferencias-coloquio sobre todas estas facetas de la historia de Els Poblets y sus principales vestigios impartidas por los tres profesiuonales arriba mencionados.


Por mi ruta veraniega: del Col de Puymorens y Tarascon-sur-Ariège a Toulouse

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Fachada del viejo Toulouse. Foto R.Puig.

Fachada del viejo Toulouse. Foto R.Puig.

 En ruta

En julio me transporto a Suecia. La costumbre desde hace algunos años es hacerlo por tierra al volante de mi vieja furgoneta.

En el Col de Puymorens. Foto.R.Puig

En el Col de Puymorens. Foto.R.Puig

Este año, tras dejar Els Poblets y pasar por Puigcerdá, el túnel pirenaico del lado francés estaba en obras, así que hubo que hacer algunas curvas para atravesar por arriba en dirección de Toulouse.

A pesar del calor de esa segunda semana de julio, aún se veía nieve por las cumbres que dominan el Col de Puymorens, un puerto situado a 1995 metros sobre el nivel del mar.

En el Col de Puymorens. Foto.R.Puig

En el Col de Puymorens. Foto.R.Puig

Cuando ya caía la tarde y decaían las fuerzas no hubo otro remedio que hacer noche en el camping de Pré Lombard en Tarascon-sur-Ariège.  Demasiado grande, ya que es uno de esos campings para pasar las vacaciones en roulote o bungalow  y pagar por sus instalaciones y sus shows vespertinos. No es un lugar de calma, pero el paisaje es soberbio.

Pré Lombard. Tarascon-sur-Ariège. Foto R.Puig

Pré Lombard. Tarascon-sur-Ariège. Foto R.Puig

Tras dormir pasablemente gracias al ungüento antimosquitos, dejé el camping sin pena ni gloria para llegar en menos de dos horas a Toulouse.

TOULOUSE (I)

Calle del Toro. Toulouse. Foto R.Puig.

Calle del Toro. Toulouse. Foto R.Puig.

En Toulouse me espera la hospitalidad de un  viejo compañero de estudios de filosofía en la Italia de finales de los años sesenta y de su esposa. No nos hemos visto desde entonces, así que hablaremos largo y tendido paseando por Toulouse como si el tiempo no hubiera pasado

¿Y quién mejor que un amigo historiador para resumir en una visita de dos días el espíritu y los largos siglos de vida de la “ciudad rosa”? Construida a base de ladrillo, el apodo le viene del color de este material.

El arte del balcón. Toulouse. Foto R.Puig.

El arte del balcón. Toulouse. Foto R.Puig.

Deambulamos el primer día por sus calles y admiramos sus balconadas.

En el Capitolio o Ayuntamiento

Plaza del Capitolio de Toulouse. Foto R.Puig.

Plaza del Capitolio de Toulouse. Foto R.Puig.

Los miembros del consejo de la ciudad, del llamado Capitolio, se denominaban en occitano, los capitouls.

Por cierto que las calles están rotuladas en esta lengua a caballo entre las lenguas romances de la península ibérica y las itálicas.

Las placas de plazas y calles en francés y en occitano. Toulouse. Foto R.Puig.

Las placas de plazas y calles en francés y en occitano. Toulouse. Foto R.Puig.

Las telas y frescos de las salas del Ayuntamiento son un interesante ejercicio de  pedagogía histórica, a la manera de otros edificios oficiales en Francia.  En la sala de los Ilustres y en la gran nave donde se celebran los matrimonios civiles, campa la narración de la vida y la historia de Toulouse pintada por artistas de la ciudad.

El enorme fresco central alude a la trágica epopeya de los cátaros y de cómo el intolerante Simón de Monfort no vivió para seguir gozando con las masacres que incitaba (“¡matadlos a todos Dios reconocerá a los suyos!”). Su muerte frente a los muros de Toulouse preside simbólica el fresco bajo el cual se administra el matrimonio republicano.

Monfort ha muerto. Viva Toulouse. Capitolio de Toulouse. Foto R.Puig.

“Monfort ha muerto. Viva Toulouse”. Capitolio de Toulouse. Foto R.Puig.

No se sabe si las parejas llegan a distinguir la sangrienta escena. En cierto modo, la sangre del cruel guerrero, simbolizado por un león al que una lanza atraviesa,  sigue cayendo desde las alturas de la sala. En realidad se cuenta que murió golpeado por un pedrusco que le lanzó una aguerrida defensora desde los muros de la ciudad.

Verano. Henri Martin. Ayuntamiento. Toulouse. Foto R.Puig.

Verano. Henri Martin. Ayuntamiento. Toulouse. Foto R.Puig.

De todos modos también se puede disfrutar de las estampas idílicas y decimonónicas de la vida de la ciudad y de su campiña o contemplar a “La bella Paula”, que según se cuenta, atraía a multitud de admiradores bajo su balcón cada vez que se asomaba. El artista que la ha inmortalizado en el Capitolio de Toulouse se ha basado a mi juicio en las figuras femeninas de Vermeer, aunque con acierto, dignidad y saber  hacer.

La bella Paula. Henri Rachou. Detalle. Capitolio de Toulouse.Foto R.Puig.

La bella Paula. Henri Rachou. Detalle. Capitolio de Toulouse.Foto R.Puig.

Algunas de las escenas hacen pensar en aquel socialismo utópico del siglo XIX, el de unos obreros honestos y morigerados que disfrutan con los placeres sencillos y bien ganados, como puede ser el  paseo junto al río de la modesta  pareja endomingada.

Proletarios en domingo.Henri Martin. Capitolio de Toulouse. Foto R.Puig.

Proletarios en domingo (el título  es mío).Henri Martin. Capitolio de Toulouse. Foto R.Puig.

No olvidemos que Toulouse es la patria de Jean Jaurés, el vigoroso tribuno y defensor de las clases populares. Su busto recibe a los visitantes del Ayuntamiento desde las escalinatas de la entrada.

Jean Jaurés. Foto R.Puig.

Jean Jaurés. Foto R.Puig.

Y cuando subimos nos sorprende un inmenso fresco que representa las tradicionales y antiguas justas poéticas de la ciudad, en este caso las de 1324. Algo así como una alegoría de la creación literaria al alcance de todos o el pueblo como poeta excelso (un poco al modo de las ideas al respecto de George Sand)

Justas poeticas en 1314. Capitolio de Toulouse. Foto R.Puig.

Justas poeticas en 1314. Capitolio de Toulouse. Foto R.Puig.

Esa tradición se continúa de algún modo con el “maratón de las palabras” que se celebra todos los años en Toulouse.

Les Jacobins y la tumba del Tomismo

Contrafuertes de ladrillo de Les Jacobins. Toulouse. Foto R.Puig.

Contrafuertes de ladrillo de Les Jacobins. Toulouse. Foto R.Puig.

En la iglesia del convento de los “jacobins”, es decir los dominicos (denominación tardía por tener su iglesia en París en la rue Saint Jacques) entramos atraídos por la urna que contiene los restos de Tomás de Aquino, el filósofo y teólogo que aclimató el aristotelismo dentro del pensamiento cristiano.

Sepulcro de Tomás de Aquino. Iglesia de los dominicos o Les Jacobins. Toulouse. Foto R.Puig.

Sepulcro de Tomás de Aquino. Iglesia de los dominicos o Les Jacobins. Toulouse. Foto R.Puig.

Cuando has tenido que aprobar la Epistemología o la Filosofía Medieval a base de entender a Aristóteles y a Santo Tomás, la tumba del “buey de Aquino” no te deja indiferente.

Boveda en palmera. Iglesia de los dominicos o Les Jacobins. Toulouse. Foto R.Puig.

Boveda en palmera. Iglesia de los dominicos o Les Jacobins. Toulouse. Foto R.Puig.

Están situados bajo un altar lateral, no lejos de la gigantesca columna semejante a una altísima palmera que sostiene con sus nervaduras una parte considerable de esta singular iglesia gótica construida en ladrillo.

En la basílica de Saint Sernin los santos tienen ojeras

Iglesia de Saint Sernin.Toulouse. Foto R.Puig.

Iglesia de Saint Sernin.Toulouse. Foto R.Puig.

Saint Sernin me recuerda una canción que nos enseñaron de pequeños:

San Serenín del monte,

San Serenín cortés,

yo como soy cristiano,

yo me arrodillaré.

… etc.

Bueno, supongo que se trata del mismo San Serenín, dicho en castellano.El caso es que tiene una campanario soberbio que se divisa desde muchas calles de Toulouse.

Yo como soy santo…

San Benito Jose de Labre. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

San Benito Jose de Labre. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

Pero lo que ha llamado mi atención en esta iglesia, pues tengo debilidad por las fisionomías, es que el artista que parece haber modelado todas las esculturas de santos y santas que flanquean el lado derecho de la nave no concibe la santidad sin las ojeras.

Santa Agueda. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

Santa Agueda. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

San Vicente de Paul. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

San Vicente de Paul. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

No sé si será por lo ayunos, las visiones o la presciencia de un futuro martirio o de las privaciones que han de conducir a la canonización. En el caso del santo con una víscera sagrada en la mano hay algo más, aunque no consigo precisarlo y me da cierta grima.

Todos los bustos están además acompañados por un cartel biográfico de cada uno de ellos. La verdad es que San Febado da un poco de miedo con ese martillo de aplastar herejías y su fisionomía cejijunta.

Santa Margarita. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

Santa Margarita. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

San Febado. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

San Febado. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

San Gregorio el Grande. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

San Gregorio el Grande. Basilica de Saint Sernin. Toulouse. Foto R.Puig.

Pero la mirada de San Gregorio es la más ojerosa de todas, no sabemos si a causa del relicario que le han injertado en el pecho. Si tuviese manos como San Febado se lo podría ajustar o rascarse un poco, pero así como está, no es raro que tenga cara de estar bien incómodo.

Nos dicen que la cripta contiene una de las colecciones de reliquias más nutridas de Europa, pero lo dejamos para otro viaje.

Dos fachadas con historia

Placa conmemorativa. Casa de Jean Calas. Toulouse. Foto R.Puig.

Placa conmemorativa. Casa de Jean Calas. Toulouse. Foto R.Puig.

Ya por la tarde me llaman la atención dos fachadas, aunque en el caso de la primera es mi amigo Rodolfo quien me lleva expresamente a descubrirla.

La casa de Jean Calas. Toulouse. Foto R.Puig.

La casa de Jean Calas. Toulouse. Foto R.Puig.

Es la de la casa de Jean Calas, aquel hugonote ejecutado en toda injusticia en un proceso amañado, fruto de la intolerancia, por cuya rehabilitación póstuma luchó Voltaire, a quien su caso inspiró el Tratado sobre la Tolerancia.

Fachada Art Deco de la sede de la CGT. Toulouse. Foto R.Puig.

Fachada Art Deco de la sede de la CGT. Toulouse. Foto R.Puig.

La otra es la fachada del edificio art Decó de la sede de la Confederación General de los Trabajadores (CGT).

El trabajo intelectual.Altorrelieve. Fachada de la sede de la CGT.Toulouse. Foto R.Puig.

El trabajo intelectual. Altorrelieve. Fachada de la sede de la CGT.Toulouse. Foto R.Puig.

Está ornada con una serie de altorrelieves alusivos al mundo del trabajo.

Forja. Altorrelieve. Fachada de la sede de la CGT.Toulouse. Foto R.Puig.

Forja. Altorrelieve. Fachada de la sede de la CGT.Toulouse. Foto R.Puig.

Final del primer día

Cuando ya los pies me pesaban, terminamos nuestro primer día de paseo por Toulouse junto al Pont Neuf, diseñado especialmente para domeñar las crecidas del Garona.

Pont Neuf y antiguo hospital desde la Escuela de Bellas Artes. Toulouse Foto R.Puig.

Pont Neuf y antiguo hospital desde la Escuela de Bellas Artes. Toulouse Foto R.Puig.

La imagen está tomada desde los parapetos delante de la Escuela de Bellas Artes, donde no obstante estar ornada con los nombres del arte francés más ortodoxo, triunfa me dicen la mímesis del llamado arte conceptual.

En este caso, las bromas del duchampismo y sus seguidores seguirían también alimentando aquí  la creencia de que lo importante es tener una idea aunque su transformación concreta en la  obra de arte sea irrisoria.  Esperemos que no sea así.

Fachada neoclasica con esculturas simbolistas. Escuela de Bellas Artes. Toulouse. Foto R.Puig.

Fachada neoclásica con esculturas simbolistas. Escuela de Bellas Artes. Toulouse. Foto R.Puig.

En cualquier caso, termino el primer  día confiando en que, al día siguiente, la visita al museo de Les Agustins me compense de esta sospecha.


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